Delirios de la razón
Es común que queramos tener razón; que nos la den; que nos asista siempre la razón, como si se tratase de un aliado esotérico con el que nos sentimos protegidos y que suelen llamar ángel custodio.
Es común que queramos tener razón; que nos la den; que nos asista siempre la razón, como si se tratase de un aliado esotérico con el que nos sentimos protegidos y que suelen llamar ángel custodio.
En una entrevista reciente, el cantautor asturiano Víctor Manuel concluía con esta reflexión: “La mejor música es la brasileña. Lo tiene todo”.
Palabras de Italo Calvino: “Los actos de nuestra vida ya están clasificados, juzgados y comentados incluso antes de producirse. Vivimos en un mundo en el que todo ha sido ya leído antes incluso de empezar a existir”.
En 1996, el grupo de rock sinfónico Camel, compuso Harbour of tears (algunos lo traducen como El puerto del llanto).
¿Está nuestro mundo mutando del mirar al ver? Una de las voces que me habitan dice que no me haga demasiadas ilusiones.
Sabido es de las promesas que hacen aquellos que se aventuran en los laberintos del poder (o viven instalados en éste) y que rara vez pueden ser cumplidas.
Está lloviendo (sigue siendo agua imaginada, a pesar de lo llovido). Pongo un vinilo sobre el tocadiscos y me arrebujo en el sofá, los ojos cerrados.
Desde la antigüedad, y en muchas partes del mundo, al círculo se le han arrogado interpretaciones simbólicas, espirituales o cosmogónicas.
Se ubica el origen de la danza en la Antigua Grecia, en las fiestas (ditirambos) que se realizaban en honor a Dionisos.
Tom Waits.
Melodías con raíces del septentrión que penetran como canciones de cuna en las almas extenuadas. Voz cavernosa, fatigada, que recurre al último esfuerzo para poner en el aire las palabras con las que el pensamiento se empecina:
Su voz es como una brisa que se mece sobre el prado alejando las nubes grises, induciendo a las altas copas a inclinarse admiradas a su paso, tal vez augurando un trágico destino.
Suena en nuestra cocina una banda interpretando jazz, que contiene esa sustancia que algunos llaman swing. Cuando te quieres dar cuenta, la mano del mortero está haciendo el majado con ese ritmo. Forma parte de la alquimia con que las manos están elaborando el guiso sobre el fuego.