Con motivo de los terremotos de Andalucía de la Navidad de 1884, visitó la Axarquía el monarca Alfonso XII. Un acontecimiento de este tipo tuvo, lógicamente, su reflejo en los autores locales de la época. Manuel González Herrera, autor del libro Mis Memorias, publicado en la República de Argentina allá por 1944, decía al respecto lo siguiente:
Continuando con el urbanismo veleño del siglo XIX, del que ya hablamos en el número anterior, diremos que, en 1865, un testigo de excepción, don Agustín Moreno Rodríguez, maestro granadino afincado en Vélez, y autor de un interesantísimo libro titulado Reseña Histórico-Geográfica de Vélez-Málaga y su partido, nos cuenta cómo era urbanísticamente la ciudad en su tiempo:
Durante el siglo XIX en el conjunto del casco urbano histórico de Vélez-Málaga se van a producir notabilísimos cambios que van a modificar, en gran medida, el paisaje urbano de la ciudad. Se va a proceder a un imparable rellenado de callejas y huertos internos, así como, en algunos casos, a la subida de plantas en las casas.
En los años 50 del pasado siglo, el culto a la Virgen de los Remedios, patrona de Vélez-Málaga, alcanza uno de sus momentos álgidos. Sin duda, es obra del arcipreste don José Ariza González, que logra una devoción singular en los veleños.
A comienzos del otoño de 1894 se celebra en Vélez-Málaga un certamen literario que se convoca con motivo de la ‘Gran Feria Real’. Era por aquel entonces alcalde accidental, y presidente de la Junta de Festejos, el ilustre veleño don José Téllez Macía, y secretario del Ayuntamiento don Félix Carrión.
Hace cien años el Ayuntamiento de Vélez-Málaga tenía 26 concejales. Su principal problema era la precaria situación de las arcas municipales y, para hacer frente al problema, establece, de un lado, una Carta Municipal de Impuestos y, de otro, la venta de la alhóndiga, el matadero y la parte izquierda del mercado.
Tras el verano de 1833, muere en Madrid el monarca Fernando VII. Se inicia en todo el país un periodo de inestabilidad política de tremendas dimensiones.
El CEA (Centro de Estudios de la Axarquía) fue una idea de nuestro amigo extinto, aunque joven, Antonio Jiménez González, que le ocupó con entusiasmo muchos meses.
Vélez-Málaga es una ciudad afortunada por muchas cosas. Una de ellas, por la cita colosal que Miguel de Cervantes le dedicó en El Quijote, libro culmen de la literatura española, y uno de los del pelotón de cabeza de la literatura mundial de todos los tiempos.
Un dicho popular nos recuerda a los andaluces que “más asusta el aparato que rodea a la muerte, que la muerte misma”.
Este axárquico, afincado en Almayate, que ha alcanzado las máximas cotas en el difícil mundo de la escultura andaluza, nació en la Cortijada de Los Rubios en el verano de 1933. Tiene ahora, por tanto, 89 años y, a no dudar, se encuentra en la etapa de la vida de un artista con una gran potencialidad creativa, con la madurez perfecta para la fertilidad artística, y en una posición inmejorable de reconocimiento general.