Almayate

Artículo de Francisco Montoro

Almayah (‘las aguas’), hoy Almayate, es uno de los en­claves más antiguos del municipio de Vélez-Málaga. Algunos historiadores, como Federico Guillen Robles, autor de la Historia de Málaga y su Pro­vincia, publicada en Málaga en el año1873 y y reeditada en1977, afir­man que fue­ron los grie­gos focen­ses quie­nes fundaron una primera colonia en este lugar, que se llamó Menace, y que, tras un gran esplendor, se arruinó durante el siglo I de nuestra era. Y aunque en la actualidad se asegura que Mena­ce fue la posterior Bezmilia­na, hoy Rincón de la Vic­to­ria, no cabe duda de que en Almayate existió poblamiento ante­rior a la época islámica, como atestiguan claramente los abun­dantes restos arqueoló­gicos de la zona del Peñón, con copiosas constata­cio­nes fenicias y romanas en la zona de Tos­ca­nos, Jardín, etc.

En nuestra niñez tuvimos ocasión de conocer muchos restos arqueológicos, tales como capiteles, fustes, basas de columnas..., en mármol blan­co, procedentes de hallazgos en el Peñón y que se hallaban esparcidos por las casas de campo de las inmediaciones. Hoy, cuando muchos de estos restos han desapare­cido, por el recuerdo que tenemos de ellos se nos aparecen como romanos, y, aunque sólo contamos, en la actualidad, con un trozo de fuste procedente del cortijo ‘La Almo­na’, su diámetro y forma nos confirma que se trataba de parte de una importante construcción.

Ya hemos hecho referencia en otras ocasiones a que existen dos versiones legendarias que tra­tan de explicar el origen veleño a través del núcleo de Almayate. Vázquez Otero, en su  Tradiciones Malagueñas, al refe­rirse a la llamada ‘Leyenda de Al­mayate’ nos dice, en la página 52 del tomo 3º, que “... Des­pués de va­gar buen rato por allí, lle­ga­mos a un sitio en el que calculamos debió asentarse, si no el poblado primitivo, el que le sucedió. Nos encontra­mos bajo unos taludes de roca are­nisca, que muestran conca­vidades abiertas por el continuo batir de las olas. Clara­mente se percibe que el mar llegaba a este acanti­lado y que ha retrocedi­do más de un kilómetro. El terre­no don­de vive esta espléndida vegetación ha emergido pues de las aguas. Hoy forma parte de la vega del Río Vélez del que parten innúmeras acequias que la fecun­dan. En torno al gran movimiento sísmi­co que sepultó en el mar a muchas ciudades del litoral malague­ño, ava­nzando en unas par­tes y retrocedien­do en otras, cuando co­rría el año 365, gira una de las dos legendarias ver­siones. Este terremoto, des­cri­to por antiguos his­to­ria­do­res, tales como Annia­no, Mar­­­­­celino y Orosio, es, a nues­tro modo de ver, el ori­gen de la primera versión...”. Este libro del profesor Diego Vázquez Otero vió la luz en ­Málaga, en el año 1953.

Según el historiador local Vázquez Rengifo, el Vélez primitivo se halla­ba donde el actual Almayate, y, en época de la invasión árabe, por disputas con motivo del rapto de una doncella, el alcaide de Vélez tuvo que desplazarse con todo el pueblo hacia el interior fundan­do la ciudad del empla­zamiento actual. El Padre Vedmar recoge en su  Historia Sexitana de la Antigüedad y Gran­dezas de la Ciudad de Bélez, folios 4 y 5, este pasaje, afirmando que  “…Ren­gifo… dice, que estu­vo primero fundada en el peñón que así se llama, quinientos pasos al poniente de la Torre de la mar, y media legua de esta ciudad, a la mano izquierda  del camino real, que va a Málaga, que­dando el río a levan­te, allí dice fue la primera fundación de Vélez, cerca de la playa, un llano en medio, la cual se mudó de su primer sitio al que ahora tiene, por ciertas contiendas y enemis­tades que su alcalde (sien­do de moros) tuvo con otro su ve­ci­no, por ha­ber­le ro­ba­do su hija en las h­uer­­tas de Al­ma­ya­te, y des­pués en­viá­ndo­la afr­en­tada a su padre; el cual quejándose de este agravio al gran Jacob Mira­ma­mo­lín Almanzor, por no haber hecho caso de su manda­to, ni querídola reci­bir por su mujer, envió algu­nas gale­ras, que sus soldados desmante­laron la ciudad de Vélez hasta los cimien­tos, causa de no hallarse allí señal de su primera fundación, ni piedras que descubran su nombre, si bien se ha hallado cerca algunas monedas, como per­sonas de crédito que las vieron me lo han afirma­do. Su Alcaide y vecinos por su destruc­ción se retiraron arriba media legua, y fundaron a Vélez donde ahora está, que es en la eminencia de un cerro alto, donde está su forta­leza entre grandes peñas, y abajo, que cercan la ciudad, unas buenas murallas, y dentro de ellas su pobla­ción...”.

Lisardo Guede, cronista diocesano, en su obra Ermitas de Málaga, de Editorial Bobastro (Málaga, 1987), cuan­do habla de Almayate, en su página 30 dice que es el pueblo de los extremos, sin términos medios. O un res­plandor deslumbran­te, o la ruina. Tras la reconquista de 1487 vivió una vida boyan­te que decae pos­teriormente, no reanimándose hasta el siglo XVIII en que es elegida la piedra de sus canteras para la prose­cución de la fábrica de la catedral y la construcción de un la­gar y un moli­no de aceite por don Miguel de Gálvez.