El convento de Capuchinos
Cuando mediaba el siglo XVII, el beneficiado y vicario de la iglesia de San Juan Bautista de Vélez-Málaga, don Sebastián Díaz de Briviesca, funda el convento de capuchinos, el día 2 de enero del año 1649, con el nombre de San Antonio de Padua. Era entonces general de la orden el Rvdo. Cristóbal López Coba, que firma la concesión en la histórica ciudad de Granada, durante el reinado de S.M. Felipe IV.
No cabe dudas de que el capuchino veleño más famoso de todos los tiempos fue Manuel José Benito Anguita y Téllez, llamado en religión Fray Rafael de Vélez, que llegase a ser Arzobispo de Santiago de Compostela. Pero existió otro Fray Rafael de Vélez que fue Padre Guardián del convento veleño desde el 12 de diciembre de 1783 hasta el 25 de mayo de 1767.
En el convento capuchino de Málaga, por los años 1648-1649 era Padre Guardián el axárquico Fray Francisco de Vélez. Diez años más tarde aparece también en Málaga como P. Guardián Fray Juan Francisco de Vélez, que será reemplazado por Fray Gabriel de Vélez, y, a éste, otro veleño llamado Fray José Francisco de Vélez.
Existió otro Fray Francisco de Vélez, que en el siglo siguiente es elegido P. Guardián del convento de Ardales el 25 de septiembre de 1767 y reelegido en abril de 1769. Después de un paréntesis en el que ocupa la guardianía Fray Bernardo de Málaga, vuelve a ser elegido en otras dos ocasiones consecutivas el 17 de septiembre de 1773 y el 13 de octubre de 1775, siendo, finalmente, relevado por el también axárquico Fray Pacífico de Torrox el 20 de junio de 1777.
En el convento de Ardales aparece también otro veleño, Fray Pablo de Vélez que detenta la guardianía desde el 7 de mayo de 1751 hasta el 22 de noviembre de 1754.
A comienzos del siglo XIX constatamos como P. Guardián a Fray José María de Vélez desde el 11 de octubre de 1805 hasta la Invasión Francesa y Guerra de la Independencia, con cuyo motivo se suspenden las elecciones a P. Guardián hasta 1814.
Precisamente durante la invasión francesa, un fraile capuchino veleño, cuyo nombre en religión desconocemos, y que en su vida civil se llamaba Luis Vázquez Rengifo, siendo ya predicador, se presentó a la Junta de Armamento y defensa de Vélez, que le otorgó armas y permisos para man-dar, en guerrillas, una partida de paisanos, con la que salió en busca del enemigo. Posteriormente se incorporó al Ejército de Levante, siendo herido en combate, y volviendo a su tierra natal tras la expulsión del ejército galo del territorio nacional. Desconocemos si se reintegró, o no, al convento.
Don Pascual Madoz, a mediados del siglo XIX, en su famoso Diccionario…, describía el convento veleño así: “...Es un edificio capaz y de bastante regularidad; la iglesia que se halla abierta al culto público con un capellán para su servicio, es de una sola nave de orden toscano, contando 31 varas de long. 12 de lat. y 14 de altura hasta el arranque de la bóveda. La comunidad de este convento se compone al tiempo de la supresión de 12 sacerdotes, 4 legos y 4 donados”.
Por estos mismos años, don Agustín Moreno, en su conocida historia veleña, nos informa de lo siguiente: “...Está al sur de la población y en ruinas, menos la iglesia, abierta y con capellán que, sin dotación alguna, cuida de ella”.
Cuando en el siglo XX, al derrumbar el convento de San Antonio de Padua, para edificar lo que hoy se conoce como Lonja de Capuchinos, apareció una lápida con un escudo de armas y una inscripción que informaba que el marqués de Campollano, el brigadier don Joaquín Escovedo y Moreno estaba enterrado en dicho convento, tras su muerte, en enero de 1800:
“AQUI YACE EL BRIGADIER DON JOAQUÍN ESCOVEDO Y MORENO, CABALLERO DE LA ORDEN DE CALATRAVA, MARQUES DE CAMPOLLANO Y CORONEL DEL REGIMIENTO DE CAVA DE LA COSTA DE GRANADA. MURIO EL 2 DE ENERO DE 1800. R.Y.P.A.”
Del Convento de Capuchinos de Vélez-Málaga hoy no queda nada en la ciudad, salvo el nombre del barrio donde estuvo enclavado.