Farmacia de las Carmelitas
Artículo de Francisco Montoro
Existen varias farmacias históricas en Vélez-Málaga de las que se tienen noticias, que se adentran en el siglo pasado, incluso en el siglo XIX. Es el caso de la farmacia Laza, en calle San Francisco (hoy de la familia Seoane)...
En esta ocasión nos vamos a ocupar de la farmacia de Las Carmelitas, ubicada en la calle Romero Pozo, esquina con Luis de Rute. Una de las más céntricas, populares, concurridas y antiguas de la ciudad.
El origen de esta farmacia se remonta a comienzos del siglo XX, cuando el boticario don Manuel Martell la abrió allá por el mes de noviembre de 1907. Hace ciento once años.
El veleño don Manuel Martell Gallardo (1882-1936) había obtenido el título de licenciado en Farmacia, a los 21 años de edad, por la Universidad de Granada, donde hizo constar su suficiencia el 6 de junio de 1903.
Desde un primer momento, esta farmacia resultó muy concurrida por lo acertada de su ubicación y la eficacia de su propietario, persona muy querida, llena de habilidades y con numerosas inquietudes sociales y políticas, que le llevaron a la alcaldía de la ciudad en varias ocasiones, hasta febrero de 1936 en que murió víctima de los tristes sucesos acaecidos en nuestra tierra durante la Guerra Civil.
La primera vez que don Manuel Martell resultó elegido alcalde fue en la navidad de 1913, tras la coalición republicana-socialista, que dimitió el 3 de diciembre de aquel año, ejerciendo la vara de mando cinco años, hasta el 1 de enero de 1918. Su grupo (llamado ‘Larista’ por ser defensores de la Casa Larios) le llevó de nuevo al poder municipal en el otoño de 1923, por un corto periodo de tiempo, desde el 2 de octubre hasta el 26 de febrero de 1924.
La tercera vez que don Manuel Martell fue alcalde de la ciudad ocurrió en pleno conflicto civil, por el corto tiempo que va desde el 1 de enero de 1936 al 28 de febrero del mismo año. Seis meses más tarde murió, violentamente, el día 1 de agosto, en el Prado del Rey, junto a una veintena de correligionarios políticos, entre los que se hallaban don Pedro Luis Fenech Poey, don Rafael Santiago Valle, etc.
Terminada la Guerra Civil, pasados los terribles y tristes sucesos acaecidos, se inicia una etapa de intento de ‘normalización’ en todos los aspectos. Son tiempos de recomponer, de rehacer, de restañar... En esta época y circunstancias vino a la ciudad el farmacéutico don Hipólito González Bustos, natural de Salobreña, que buscaba ubicación para desempeñar su profesión de licenciado en Farmacia.
Don Hipólito, hombre culto, prudente y cordial, adquirió la farmacia en el año 1943, por traspaso de la señora viuda de don Manuel Martell Gallardo, anterior farmacéutico, que, como hemos dicho, había fallecido violentamente. Era entonces alcalde de Vélez-Málaga don Ramiro Marcos y delegado provincial de Farmacia don Luis Cotrina Cisneros.
Tras los trámites correspondientes para obtener los permisos oportunos, el nuevo boticario inició una larga y fructífera vida profesional, a lo que ayudó su elegancia en el trato, su cordialidad y su eficacia, así como su atenta mirada a la vida local, de la que nunca fue ajeno. Los muchachos que crecimos en la postguerra le recordamos, como tantísimos veleños, en su despacho-laboratorio, a la entrada de la farmacia, mano derecha, atareado en las tareas de los análisis clínicos, y siempre atento al buen servicio que se prestaba a los clientes que acudían a la misma.
Tras medio siglo de dedicación, una de sus hijas, doña Matilde González, también farmacéutica, se hizo cargo de la farmacia con conocido esmero y simpatía, hasta el pasado año en el que la ha adquirido el licenciado en Farmacia don Antonio Perea Orpez, actualmente al frente de la misma, con métodos y horarios nuevos, y una manifiesta eficacia y dedicación. ¡Larga vida a la segunda más antigua farmacia de la ciudad!