El origen de Vélez-Málaga
Entre los muchos problemas que plantea aún la Historia de Vélez-Málaga, y no el menor de ellos, es el de su origen. A medida que nos adentramos en la oscuridad de los tiempos, la confusión se nos hace más patente y es imposible, en el estado actual de la investigación, afirmar con seguridad plena cómo, cuándo, dónde y porqué nace lo que hoy se llama Vélez-Málaga.
Los escasos historiadores que esta tierra ha tenido han llegado a aventurar afirmaciones basadas más en los deseos e intuiciones que en los datos y los descubrimientos de la ciencia. Se da el caso curioso de que el primer historiador conocido de Vélez-Málaga -el sacerdote don Francisco de Vedmar- en la primera de sus dos obras publicadas llega a afirmar, en un alarde de ‘precisión’ que Vélez-Málaga fue fundada “en el año 376 después del Diluvio...”. Algo así como cuando, en el mismo siglo de Vedmar, el arzobispo James Ussher, “fundamentándose en argumentos bíblicos”, fijó la fecha de la creación de la Tierra exactamente a las “9 de la mañana del domingo 23 de octubre del año 4004 antes de Cristo...”.
Lógicamente, esta zona del sur español, enclavada geográficamente en una comarca afortunada por su climatología, proximidad al mar y riquezas naturales, debió ser ‘descubierta’ pronto por los más antiguos pobladores de la Península. Hoy, en este sentido, contamos con un dato de valor excepcional. Entre 1971 y 1973 el profesor de la Sorbona, Dr. J.M.J. Gran Aymerich realizó unos sondeos arqueológicos en varios puntos de la ciudad (Iglesia de Santa María, la Fortaleza y la Plaza de la Constitución) encontrándose en los estratos más profundos restos cerámicos que atestiguan, sin ninguna duda, la instalación en la zona de una cultura prehistórica. Dicha cultura -en la opinión del citado profesor- se situaría en la transición entre la cultura de El Algar (2000 a. C.) y la llegada de los colonos semitas que hacia el siglo VIII (a.C.) introducen la llamada Primera Edad de Hierro. A pesar de que la datación es aproximada, hay razones para pensar que lo que hoy es el corazón urbano de la comarca, la actual ciudad de Vélez-Málaga, fue lugar ocupado por el ser humano hace, como mínimo, tres mil años.
A lo largo del tiempo las tesis formuladas más difundidas en torno a los orígenes de Vélez-Málaga cabría cifrarlas en tres:
a) Tesis FENICIA. (Según el Padre Vedmar, el Vélez actual es la antigua SEX fenicia).
b) Tesis ROMANA. (Varios autores, entre los que cabrían destacar a Moreno Rodríguez y Villasclaras Rojas, opinan que el Vélez-Málaga actual es la antigua MENOBA romana).
c) Tesis ÁRABE. (Según el historiador local Vázquez Rengifo, el Vélez primitivo se hallaba donde el actual Almayate, y en época de la invasión árabe, por disputas con motivo del rapto de una doncella, el alcaide de Vélez tuvo que desplazarse con todo el pueblo hacia el interior fundando la ciudad del emplazamiento actual).
Existen otras teorías, que consideramos carentes de fundamento, entre las que cabrían destacar la que Vázquez Otero llama la ‘Leyenda de Almayate’, en la que afirma que el Vélez primitivo se hallaba en Almayate y que debido al terrible terremoto del año 365 se desplazó al interior.
Prácticamente, la mayoría de los historiadores que se han ocupado de la historia local veleña siguen alguna de las tesis expuestas, argumentándolas con mayores o menores matizaciones. Morcillo Bayo cree que el Vélez actual siempre estuvo donde está hoy, reconociéndole un origen árabe, si bien afirma que no se puede negar la existencia de una población pequeña anterior y de poca trascendencia histórica.
Nada se puede establecer aún como definitivo. Sin embargo parece ser que todas las investigaciones actuales apuntan hacia lo siguiente:
a) En el emplazamiento actual de Vélez-Málaga existió hábitat humano en la Prehistoria.
b) Con la llegada de los colonos-comerciantes mediterráneos se forma una ciudad fenicia.
c) La invasión romana transformaría la vieja ciudad fenicia, o lo que quedara de ella, en ciudad romana.
d) Posteriormente la ciudad romana perviviría transformada durante la época visigoda hasta la invasión árabe, que revitaliza la ciudad y le da un gran esplendor.