Viajar

Los tiempos modernos han supuesto para el hombre muchas novedades. Una de ellas, la facilidad para viajar. Un viaje, sabemos, es más, mucho más, que ir de un lugar a otro, un desplazamiento, unas vacaciones…

Recientemente, además, el impresionante desa­rrol­lo de los medios de difusión permite sentirnos algo así como “ciuda­da­nos del mundo”; porque los libros, la prensa, el cine y, sobre todo, la televisión e internet, nos facilitan noticias mi­nucio­sas sobre cualquier rincón del planeta. Incluso de fuera de él. 

Los viajes se han convertido en un proceso, un aprendizaje, un descubrimiento; y, en la mayoría de los casos, en un gran placer. Aunque, a veces, no obstante, pueda ser una tortura para quienes viajan no motivados.

No siempre viajar fue fácil. Durante muchos siglos, para la inmensa mayoría de los humanos, conocer tres palmos más allá de su terruño era empresa imposi­ble, y debían conformarse con lograr noticias mediante los relatos de aquellos que, además de tener la suerte de conocer mundo, se ocupaban de escribir libros de viajes destinados a quienes, ávidos de saber, podían, leyendo, ser, al menos, viajeros en casa. Y así, los relatos de viajes son cosa muy antigua. El Exodo, de Moisés, la Odisea, de Homero, la Anába­sis, de Jenofonte..., no son otra cosa sino libros de viajes. Nombres como Estrabón, Marco Polo, Ibn Battu­ta..., han pasado a la historia como viajeros. El libro de viaje, incluso, se llega a convertir en un género literario.

En la actualidad, un viaje de recreo, las más de las veces, nos enfrenta cara a cara con nosotros mismos. Nos sirve, no solo para conocer mundo, sino para encontrar el lugar que encontramos en él. Un buen viaje suele convertirse en el presente en un hecho transcendente para quienes lo llevan a cabo.

Si escudriñamos en las diversas épocas, y en lo largo y ancho del planeta, encontramos una extensa bibliografía de viajeros, en los que se describen periplos a los lugares más variados del mundo. En este sentido, precisamente, España puede ser considerada una zona privile­giada como destino de viajes, y Andalucía, en especial, y Málaga, en particu­lar, destino obligado de la mayoría de los actuales amantes de la aventura.

Por lo que respecta a Vélez-Málaga, al igual que Alhama de Granada, paso frecuenta­do por quienes desde Granada se dirigían a Málaga, o viceversa, en los siglos pasados, se encuentran abundantemente citados en la bibliografía de viajes.

Nosotros, en el año 2017, publicamos un libro titulado Viajeros en Vé­lez-Málaga en el que dábamos noticias sobre las impresiones que había producida nuestras tierras y costumbres a casi un centenar de viajeros de diversos orígenes y condición.

La época dorada del libro de viajes por España es la época romántica. El autor Foulché-Delbosc, en su libro Bibliographie des voyages en Espagne et en Portugal, que recoge 858 referen­cias bibliográficas desde el siglo I hasta el año 1895, identifica 644 como pertenecientes al siglo XIX. O lo que es igual, que tres cuartas partes de los viajeros que han visitado España antes del siglo XX, lo han hecho en la centuria anterior.

Los historiadores actuales, cada vez más, buscan y rebuscan noticias en este tipo de libros. Unas veces porque son fuentes alternativas para lograr noticias que confirmen o desmientan teorías. Otras, porque son las únicas in­forma­ciones que se conser­van sobre lugares concretos, personas y costumbres de épocas pretéri­tas. Se da el caso, incluso, de que las imáge­nes legadas por los visitantes son, a veces, más acabadas y penetrantes que las de los natura­les, que, por obviedad, o por falta de referentes, no identifi­can con nitidez su entorno vital. 

Viajar es en la actualidad una de las aspiraciones mas comunes de los seres humanos. Diseñar viajes, preparar viajes, imaginar viajes, hacer viajes… es una de las actividades más ocupantes de los humanos de hoy. A veces, como decía una agencia de viajes que había en Vélez-Málaga, nos preguntamos: ¿es la persona la que hace el viaje, o el viaje el que hace a la persona?