Historia, mito y jerarquía

Cuando pretendemos conocer la historia humana, desde una visión sociopolítica y económica, nos encontramos con creencias mi­­­­tológicas y religiosas que justifican la jerarquía social como un orden establecido por los dioses.

Por ejemplo, el código de Hammurabi (1795-1750 a.C.) establecía una jerarquía de superiores, plebeyos y esclavos. Los superiores tenían todas las cosas buenas de la vida, los plebeyos lo que sobraba y los esclavos recibían una paliza si se quejaban. Hammurabi consideraba que la jerarquía había sido ordenada por los dioses.

En la antigua China (475-221 a.C.), se contaba que la diosa Nü Wa creó a los humanos con la tierra, los aristócratas fueron amasados con el fino suelo amarillo, mientras los plebeyos fueron formados a partir de barro pardo. Y en la India, los hindúes se basan en creencias mitológicas de origen cósmico, para justificar las castas. Si se acepta esta explicación, las diferencias sociopolíticas entre brahmanes (casta superior) y shudras (casta inferior e intocables) son tan naturales y eternas como entre el sol y la luna.

Lamentablemente, estas creencias han arraigado en el ‘inconsciente-cultural’ de los pueblos, manteniendo una jerarquía de poder que ha ejercido discriminación social, racial y económica; originando el racismo, las minorías étnicas, y las castas...  Si preguntáramos a los supremacistas blancos acerca de la jerarquía racial, argumentarían como lección pseudocientífica que los genes de los blancos tienen algo diferente, que les hace ser más inteligentes que los negros. Si preguntáramos a los capitalistas sobre la jerarquía de la riqueza, dirían que tienen más dinero porque son más capaces y diligentes.

Darle crédito a los supremacistas sería ne­gar los hechos históricos: En 1776, la Declaración de Independencia de Norteamérica declaraba la igualdad. Pero hacía distinciones y creaba una jerarquía entre los hombres que se beneficiaban de ese orden establecido, y las mujeres. Asimismo, hacía una clasificación entre los hombres blancos que gozaban de libertad, y los negros y los indios americanos que eran considerados humanos de un tipo inferior y, por lo tanto, no compartían por igual los derechos. Consagraba un orden jerárquico basado entre ricos y pobres; creando una gran desigualdad económica y social. 

Respecto al sistema de castas hindú, según los expertos en la materia, se formó cuando pueblos indoarios invadieron la India hace unos 3.000 años, sometieron a la población y fomentaron una sociedad estratificada, donde los nativos fuesen siervos y esclavos. Los invasores para asegurar su posición de dominio legislaron las castas, cada una tenía un rango legal y deberes distintos; prohibiendo la interrelación social, el matrimonio, e incluso compartir comida entre castas distintas.  

Debemos tomar conciencia de los errores, y corregirlos. Tener presente los hechos históricos sufridos por los pueblos y naciones, para evitar los prejuicios de origen racial, so­cio-político y económico, los cuales son motivados por creencias falsas. (Reflexión que me plantea el historiador Yuval Noah Harari al leer su artículo No hay justicia en la Historia).

En un futuro próximo, la jerarquía será un imperio económico global, cuyo poder ostentará una minoría privilegiada, que controlará la tecnología y las redes de internet; fomentando sistemas y gobiernos autocráticos.