Mirarse en Afrodita o Adonis
Mirarse en el espejo de Afrodita o de Adonis es hablar del culto a la belleza, y de la exigencia para alcanzarla. De un patrón estético que es impuesto por una sociedad a la que le importan más las apariencias y sus intereses económicos que la persona y su ‘ser’.
La escritora estadounidense Naomi Wolf en su ensayo Mito de la belleza expone su visión feminista, y argumenta que las libertades, así como los logros sociales y laborales alcanzados por las mujeres occidentales son aminorados por el culto al cuerpo. Puesto que la actual concepción sobre la ‘belleza’ es un valor normativo impuesto socialmente, que facilita que el patriarcado reafirme su hegemonía. Critica a la moda y a las industrias de la cosmética como instrumentos de explotación de la mujer. Cuyas imágenes publicitarias ejercen tanto poder que, incluso, mujeres dueñas de sí mismas, con éxito y atractivas esconden una parcela secreta: se odian a sí mismas, porque están obsesionadas con el físico y sienten terror a envejecer.
Otra visión tradicional sobre la belleza es la ofrecida por la religión, la cual es teológica, y cuya moral prohíbe la desnudez y el adorno bello del cuerpo de la mujer, por lo tanto, su concepción es misoginia. Ambas ideologías actúan sobre el estado anímico en la mujer, que le conduce a trastornos psicológicos que agravan su salud. Por una parte, tiene que enfrentarse a la moral misógina de la religión. Y, por otra, a la norma estética de la sociedad, a la presión que ejerce la publicidad; así como a la explotación que padece.
En la actualidad la preocupación por la imagen corporal es general, y se ha extendido también a los hombres, habiendo jóvenes y adultos que padecen la obsesión de ‘Adonis’, (amante de Afrodita, que eternamente era joven). Paloma Prudencio García, de la universidad Francisco Vitoria (Madrid), en su trabajo Culto al cuerpo: salud o enfermedad, desarrolla un estudio pormenorizado de los trastornos patológicos por el ‘culto al cuerpo’ como: la vigorexia (adicción obsesiva compulsiva de querer desarrollar la musculatura); las enfermedades causadas por una mala conducta de la alimentación (anorexia, bulimia...); y la problemática de la cirugía estética no necesaria. Obsesión que los enfermos manifiestan por el deseo de alcanzar el estereotipo irreal de belleza. Exigencia que produce frustración, y como consecuencia provoca baja autoestima, ansiedad y depresión.
Lo anteriormente expuesto sobre belleza o salud, nos muestra la presión social que padecemos y vivimos. Por lo tanto, es un asunto vital. Ello nos invita a preguntarnos: ¿Qué se está haciendo mal?, ¿qué acciones habría que realizar para lograr una sociedad saludable?
Acciones que impliquen liberación como: Exigir que con la salud no se comercie, porque es un bien social necesario. Aceptar que la belleza es frágil, cambiante, subjetiva y, no debe estar sometida a ningún patrón. Aprender a envejecer; aceptando las etapas de la vida. Y dignificar la vida como expresa el poeta: “Yo busco las entrañas donde me dieron el ser. / Yo busco ese vientre fecundo de mujer que posee la creación. / [...] Ella es la humanidad que se hace vida para siempre”.