A estas alturas, no vamos a descubrir a Francisco Montoro al gran público: sus libros forman parte ya de un acervo cultural que permite a los contemporáneos y a las futuras generaciones enriquecerse con su monumental aportación a la Historia de Vélez-Málaga y su comarca.

Libros como Las desgracias del siglo XIX, La sociedad Económica de amigos del país de Vélez-Málaga, Terremotos en la Axarquía, La batalla naval de Vélez-Málaga o la imprescindible La pequeña historia de Vélez-Málaga, por citar sólo algunos de ellos, son pilares del conocimiento local para investigadores, divulgadores o simples curiosos que quieran una lectura sosegada y amena sobre el devenir de su tierra en la Historia, en unos tiempos como los actuales en los que lo de ayer apenas es ya noticia hoy por el volumen de información que llena medios de comunicación y redes sociales a más velocidad de lo que requeriría una visión más reflexiva de los acontecimientos, y más si comprobamos, no sin pesar, que la edición de libros en Vélez-Málaga -hecho cada vez más extraordinario- suele pasar desapercibida en la prensa provincial, más interesada en otros asuntos. 

Aunque Francisco Montoro es un historiador consagrado y riguroso, es bien cierto que eso nunca ha sido impedimento para que desarrolle una pluma ágil y didáctica que ha acercado a numerosos lectores a un terreno -la Historia- muchas veces embarrado y confuso.

Francisco Montoro cultiva desde pequeño la curiosidad, la búsqueda de datos, la recopilación de elementos locales que, una vez pasados por el tamiz de la imprenta, se convierten el regalos deliciosos para los lectores, como fue su Amigos para siempre, con infinidad de fotografías de Vélez-Málaga al que respondió un público entregado que, o bien se vio reflejado, o encontró parte de su vida en ese libro.

En esta ocasión, el autor nos trae un libro singular que hará las delicias de los lectores: Paseos históricos por la ciudad de Vélez-Málaga (ed. Libros de la Axarquía), en el que, como su nombre indica, se recrean una serie de recorridos por la ciudad, por sus barrios y callejones con el inconfundible aroma presente/pa­sado con el que Montoro crea una pátina de nostalgia que, como él mismo dice en el libro, “son paseos por el Vélez real y el que permanece en la memoria, que conducen al lector a la ciudad de siempre, la ciudad viva que nos observa, a la que sigue latente para quienes nunca renunciaron pertenecer a ella”.

Es un libro que recomendamos que recale en cada hogar veleño, porque además tiene la facultad de que cada persona podrá añadir datos de sus propias vivencias a esos lugares entrañables que aparecen en la obra. Es un libro para recomendar, para leer, para absorber y para tenerlo siempre presente, porque, al fin y al cabo, lo que Francisco Montoro ha publicado, es un trozo de nuestra  propia memoria.