Presentado el libro 'El azúcar en la provincia de Málaga'
Se revindicó el centro de interpretación del azúcar y una ruta cultural y turística del azúcar.
El pasado día 10, la Azucarera de Torre del Mar, acogió el libro El azúcar en la provincia de Málaga. El acto contó con numerosa asistencia de público, entre el que se encontraban antiguos trabajadores de aquella fábrica, la última azucarera de la provincia que se mantuvo en funcionamiento. La obra es una iniciativa de tres asociaciones defensoras del patrimonio industrial: la Sociedad de Amigos de la Cultura de Vélez-Málaga, la Asociación en Defensa de las Chimeneas y el Patrimonio Industrial de Málaga, y la Asociación La Volaera de Nerja.
El libro, del que son autores Pilar Pezzi Cristóbal, Francisco Capilla Luque, María Isabel García Hernández, Antonio Guzmán Valdivia y Antonio Santiago Ramos, ofrece en sus casi 270 páginas un recorrido por una actividad económica que contribuyó de manera decisiva a la industrialización de la provincia de Málaga: la producción de azúcar a partir de la caña dulce y también de la remolacha, documentada en la costa desde las primeras décadas del siglo XVI en 43 establecimientos (trapiches e ingenios preindustriales y fábricas de época industrial) que durante cinco siglos funcionaron de manera no simultánea desde Maro hasta Manilva y también en Antequera.
El azúcar en la provincia de Málaga supone una puesta al día de los conocimientos que la investigación ha arrojado sobre el tema; es un libro con rigor científico, ameno, que a la vez es un catálogo y un álbum de imágenes, donde las ilustraciones tienen el mismo valor que el texto y ocupan tanto espacio en la obra como este (incluye códigos QR que permiten visualizar en un dispositivo móvil imágenes aéreas de los restos industriales conservados). Sus autores han pretendido contribuir al conocimiento del pasado azucarero de la provincia malagueña y a la conservación de su memoria, divulgándolo en una obra al alcance de todo tipo de público, y, contribuir muy especialmente, a la valoración para su protección del abundante patrimonio industrial azucarero que, en desigual estado, todavía existe. Aporta, además, el material necesario para el diseño de una ruta cultural y turística del azúcar cuya creación sería deseable.