El fantasma de la sequía

El fantasma de la sequía vuelve, una vez más, a planear sobre nuestra comarca, amenazando los cultivos y el suministro a las personas. 

Parece mentira que tras tantos años de gasto de miles de millones de euros de las administraciones, aún no hayan sido capaces nuestros políticos de cambiar de una vez por todas el signo de la sequía. Que a estas alturas aún haya que encomendarse al albur de la naturaleza para que no se sequen los campos, parece un chiste malo. El caso es que prometer, sí se promete, ya sea Diputación, la Junta o el Gobierno central. Todos prometen, pero, ante la falta de capacidad resolutiva, prefieren achacar su inoperancia -in­cluso el terrorismo ya, como declara con total descaro el presidente francés- a eso del cambio climático o a teorías peregrinas cada cual más improbable.

Sea como sea, el agrícola es un sector muy productivo en la Axarquía, hasta el punto de ser prácticamente los únicos que pueden cultivar subtropicales, que generan, además, cientos de millones de euros y muchos puestos de trabajo. Pero, en vez de hacer trasvases, desalar agua marina o aprovechar a fondo las aguas propias, el tiempo se deja correr hasta que llueva de nuevo, y vuelta a empezar... hasta que ocurra que la sequía se prolongue más de lo debido y haya que lamentar cuantiosas pérdidas.

Esperemos que no.