El voto
Todo bienestar y progreso de un municipio pasa, inexorablemente, por el bienestar y progreso que sus ciudadanos hayan alcanzado. Puede parecer una frese de perogrullo, pero, vistas tantas proclamas como se ven en estas fechas electorales, siempre es bueno volver a recordarlo.
No vamos a volver a recordar las promesas electorales que fueron condenadas al olvido, pero -quizá consecuencia de prometer cosas tangibles que luego fueron incapaces de realizar- llevamos unos años en la fase en que hasta en las elecciones locales, donde priman o deben primar las necesidades del ciudadano, estamos viendo que nos pretenden confundir con problemas que pertenecen directamente al ámbito nacional o autonómico, quizás, como decimos, por no estar capacitados -o no conocer, directamente- las necesidades cotidianas de los ciudadanos de cualquier municipio.
Una sociedad madura debe aprender a diferenciar mensajes, a advertir cuándo se preocupan por él o, simplemente intentan conseguir su voto: en definitiva, quiénes se han merecido justamente ese voto por su trabajo durante cuatro años