Tras el paso de la variante de covid-19 llamada omicron, el desenlace esperado era la obligatoriedad de las mascarillas.

Llegados a este punto hay que hacer una serie de consideraciones ante el curso de los acontecimientos. Lo primero de todo es que, una vez confesado que nunca hubo un comité de expertos que dictaminaran las erráticas medidas, incluyendo unas declaraciones fuera de la realidad, no es de extrañar que tampoco haya sido un comité científico el que haya dictaminado el fin del uso de las mascarillas, sino una votación en el Congreso de los partidos políticos...

Por ello, pasar de la obligatoriedad de la mascarilla -y guantes- incluso en la soledad de un monte, a la abolición prácticamente completa, hay un abismo en el que, entre medio, se haya la Organización Mundial de la Salud, que comenzó como referencia ante la enfermedad, a ser ignorada absolutamente en sus advertencias de que la pandemia no ha pasado.

Esperemos que con el tiempo se sepa todo lo que ha rodeado a este virus pero, de momento, algo que muchísima gente ansiaba, ha llegado.