La desaladora
No es ningún misterio desvelado que el actual ciclo de sequía ya lleva el suficiente tiempo avisando como para que se tomaran medidas drásticas que evitasen en gran parte el sufrimiento del sector agrario, del turístico y del ciudadano en general.
Es curioso que una clase política que cree ciegamente en estudios climáticos de dispar veracidad, haya sido capaz de creer en que sacando leyes para tensionar a los ciudadanos podía arreglarse supuestos problemas futuros, sin plantearse que los problemas reales ya les estaban pisando los talones.
El tuya-mía del Gobierno y la Junta a cuenta de la desaladora en Vélez-Málaga es uno -otro- de esos esperpentos, ya cotidianos, con los que debemos lidiar los atónitos ciudadanos. Ahora resulta que la Junta tenía razón y es el Gobierno el que debe meterle mano a la desaladora, con lo que, viendo como se desarrollan los acontecimientos, esperemos que las lluvias, ya sea intermitentes, vuelvan a solucionar la falta de infraestructuras hídricas y, por supuesto, que sirva de ejemplo que los ciudadanos piden de sus gobernantes un poco de atención a sus problemas, que son los problemas reales de todos.