Languideciendo

Editorial de Noticias 24

Desde la fallida constitución europea que tumbaron Francia y Países Bajos, no se ha vuelto a preguntar a los ciudadanos de la UE por ninguna decisión relevante. De hecho, el fracaso de constitución llevó a los gobiernos a crear el Tratado de Lisboa que reformaba todo el sistema comunitario sin pasar por el engorroso y peligroso trámite de preguntarle a nadie, como bien demostró el referéndum por el Brexit.

Y es que, por una cosa o por otra, el hartazgo de los ciudadanos ante políticas más que cuestionables llevadas a cabo por gente a la que no ha votado nadie -caso de Von der Leyen-, se ve aumentado exponencialmente ante el cambio de paradigma que supone pasar del estado de bienestar a un estado de ocurrencias incomprensibles y filigranas ideológicas en el que el ciudadano corriente lleva todas las de perder. Por poner un ejemplo, España está comprando leche a Francia, lo que da muestra de las políticas llevadas a cabo en el sector lácteo, que languidece bajo la presión legislativa europea y la escasa defensa de lo propio de nuestros gobernantes.

De seguir así, quizás mañana tengamos que comprar aceite de oliva a Italia. O espetos envasados a China.