Merecer el jornal
Durante todo el siglo XIX, la Axarquía sufrió todo tipo de desgracias, desde la fiebre amarilla al terremoto de 1884, pasando por la filoxera. En ese siglo aciago, se sucedieron las sequías e inundaciones. En esos tiempos se miraba a Dios y a los santos y, ahora, se mira al calentamiento global y demás teorías apocalípticas.
Sin embargo, poco se mira a las autoridades, cuya responsabilidad es tener los arroyos limpios, los cauces impecables y equipos de ayuda y limpieza inmediatos.
Hace unos meses, llevaron a unos escolares a limpiar el río Iznate con la complacencia de las autoridades políticas y educativas. Pero, ¿deben ser los niños los que limpien los ríos? ¿Por qué no llevarlos a ríos limpios para que aprendan la flora, la fauna y el cometido de estos cauces de agua? ¿Dónde están y que hacen los que cobran por tener esos ríos limpios?
En cualquier caso, cuando vemos cómo el arroyo Salinas se colapsa por la suciedad y es la población la que lo sufre, no basta con apelar al calentamiento global, a la divinidad o a quien sea. No estamos a salvo de la fuerza de la Naturaleza, pero sí que tenemos los medios y el conocimiento suficiente como para paliar efectos catástróficos. Sólo hay que empezar con que quien cobre por ejercer un cargo, lo merezca.