El momento más triste del siglo XXI
Es cierto que, aún inmersos en la tragedia, es muy difícil mantener una posición de equilibrio ante el volumen de información/desinformación que hemos vivido durante los días más duros de la pandemia. Tiempo habrá, jueces y elecciones mediante, de que salga a la luz la etapa más triste de lo que llevamos de siglo.
Tiempo habrá, como decimos, de poner en su sitio a aquellos que mintieron descaradamente, que no hicieron bien su trabajo, que jugaron con la vida de personas inocentes y que, aún hoy, todo lo justifican con las más variopintas excusas.
De la destrucción de la economía, también habrá tiempo para hablar, de esos ERTES sin cobrar, de la subida de impuestos, del inevitable rescate europeo y, por supuesto, de la obscena ostentación de puertas giratorias, enchufes, chiringuitos, ministerios y, nuevamente, más mentiras que han recibido los españoles mientras aplaudían en los balcones.
Ahora, mientras se abren apresuradamente todas las puertas al turismo y se permite prácticamente hacer de todo, sólo queda apelar a la demostrada sensatez de los ciudadanos para que no haya un rebrote masivo.
Vaya desde aquí nuestro pésame a las decenas de miles de almas que se ha llevado el coronavirus.