Otra vuelta de tuerca
Hace algunos años, durante una gran sequía que afectó a nuestra comarca, el agua proveniente de la presa de La Viñuela que salía por los grifos tenía un peculiar color marrón que indicaba que las reservas estaban a punto de agotarse. En aquel momento, cuando el secano aún era secano, se propuso explotar algunas bolsas localizadas de aguas subterráneas, entre otras medidas que, finalmente, no se llevaron a cabo en su totalidad por el periodo de lluvias que siguió a continuación.
Traemos esto a la memoria porque, algunas décadas después, el problema sigue siendo el mismo, con la particularidad de que hoy los cultivos y la población son mayores que entonces. Que las instituciones culpen a un hipotético cambio en el clima para justificarlo todo tendría sentido si fuese la primera sequía que padecemos, pero el problema se ha ido acrecentando década tras década sin que nadie, hasta el momento, lo haya solucionado más allá de parches temporales.
Tenemos muchas instituciones públicas y mucha gente trabajando en ellas como para pretender tener una industria como la agricultura a pleno rendimiento con el único esfuerzo de vigilar las nubes. Hace falta algo más.