Por los ciudadanos
No deja de ser asombroso que en España, donde nos estamos jugando el presente y el futuro, con más de cuatro millones de parados, con un cuestionable y, a veces, errático plan de contención del covid-19, con las empresas entrando en cascada en quiebra y una incierta temporada turística a la vista, lo que predomine en las plataformas de información y opinión sea el ruido político.
Parafraseando al maestro Sabina, ruido de elecciones, ruido de tribunales, ruido de mociones, demasiado ruido..., en un momento donde lo que se necesitaría es menos frases grandilocuentes para los adeptos, y más planes reales de ajuste presupuestario y ayudas efectivas para rescatar a los ciudadanos, que son los únicos perjudicados desde hace mucho tiempo. Demasiado ya, diríamos.
Y, además, el problema se agranda al ser un país burocratizado, con multitud de instituciones, observatorios y demás elementos políticos -en su más amplia expresión del término- que van haciendo cada uno la ‘guerra’ por su cuenta al presentar sus propias ideas y proyectos que, hasta el momento, poco han solucionado. Es hora de enfocar el debate en lo importante. Por los ciudadanos.