Siempre los mismos
En tiempos de bonanza económica, cuando las cifras de empleo alcanzan sus cotas máximas, suelen instalarse en los medios de comunicación y en las redes debates más o menos ‘sociales’, para no dejar nunca de ser un país que no conoce el sosiego político. Hay que recordar que a Aznar, por ejemplo, los sindicatos le montaron una huelga general por aquello que se dio a llamar ‘los mileuristas’, aunque en España nunca había habido, en democracia, tanto trabajo disponible. Años después, esa huelga causaría risa sino fuera porque han sucedido tantas cosas que merecerían una huelga de verdad, que resulta trágico recordarlo siquiera, aparte de que el ‘mileurismo’ pasó a la Historia, claro.
La catástrofe económica que pesa sobre España, la vemos ahora irse solapando con historias que causan el estupor en la calle. Franco, la División Azul, el machismo de los museos, etc., temas que si bien hay gente dispuesta a entrar al trapo, los ciudadanos que pisan el asfalto cada día, los trabajadores que van con incertidumbre al trabajo o aquellos que ya han ido a engrosar las listas de desempleados se sienten cada vez más lejos de la clase política, porque siempre -siempre- pierden los mismos.