Pasaporte hacia la libertad

El pasado 9 de febrero, el musicólogo y Jesús Aranda, presentaba en los salones de la Sociedad Recreativa La Peña su libro Palabras hechas (Ed. Libros de la Axarquía), con la presentación del director de NOTICIAS 24, Francisco Gálvez, y la intervención del editor, Francisco Montoro; de los rapsodas Concha Chicano y Adolfo Lasheras, y de los músicos J. Muñoz y M. Fernández

Lo que hoy presentamos es un compendio de literatura, música, humanismo descarnado que se eleva sobre lo mundano y aflora como una rosa de pétalos brillantes que trascienden el formato de páginas y tinta que puedan ser recluidos en una esquina de la biblioteca.

Este libro, incluso el propio autor, es el medio por el que nos llega a nosotros la sinfonía artística que vibra en el universo y convierte la música en literatura y la literatura en una sinfonía de colores y sentimientos, de estremecimientos melódicos, de frases certeras.

 

Jesús Aranda, con las venas abiertas y el corazón en la mano, nos canta “Todo lo que soy o seré está en mi música”, pero es una verdad incompleta.

El Jesús Aranda comprometido y el sentimental se funden en el intelectual que desde la última página del periódico Noticias 24 apunta hacia las claves sociales y culturales de nuestro tiempo, apostando por la educación y la cultura como medios fundamentales para superar los males que nos aquejan como ciudadanos, como pueblo y como humanidad.

Este libro podría resumirse en una frase, que, como un relámpago, aparece para iluminarnos el camino: “Hacerse las preguntas correctas es un pasaporte hacia la libertad”, un viaje sin duda apasionante el que nos ofrece Jesús, que podemos hacer acompañados de un libro y me hace evocar aquellas palabras de Antonio Segovia Lobillo:

“Estábamos en cualquier lugar de la Axarquía. ¿No sería bueno -pensamos- llevar al cuido de la historia tanto descuido del pasado, y sentarse en una cañada húmeda y vital, llena de pájaros y huertos, para oír con interés el pulso olvidado de estas tierras y de estas gentes?”.

Porque, al fin y al cabo, Jesús recoge una herencia cultural de hondo arraigo en esta comarca, configurada con los tintes artísticos que recogen el legado musical de Jun­quito de Comares y Juan Breva, de Eduardo Ocón y Aurelio Anglada; las artes poéticas de Salvador Rueda o la musicalidad arrebatadora de la prosa de Pepe Ríos o Luiso Torres, porque Jesús, independientemente del estilo que elija, es heredero de aquellos que supieron elevar a arte el alma de esta tierra, y eso es algo que impregna las páginas de este libro, gracias también al cálido abrazo literario que supone estar arropado en la edición por un viejo roquero como Paco Montoro, tener un soul sentido y armonioso en el prólogo de Mar­garita García-Galán y un blues directo al alma en el epílogo de Juan Salvador Gómez Polo.

Siguiendo la defensa de la palabra que reivindica el autor, recordar que nuestra comarca, nuestra ciudad, ha pasado por múltiples desgracias a lo largo de su historia, pero siempre volvió a emerger por el carácter y el tesón de sus ciudadanos:


Morir no es morir, es desvivirse.
Y pisar cada día un cardo.
Morir es tener una nube en los ojos,
Y la sal en los labios.

Yo vivo, aunque siento un poco de cansancio,
Esta noche está todo tan alto,
Todo se va perdiendo
Como un velero en el espacio,
Esta noche está todo tan alto.

Vivir es sentir, es sumergirse
En nuevos mares y lagos
Vivir es tener un brillo en los ojos
Y la sonrisa en los labios


Y entre ellos estaban aquellos cantores, aquellos músicos, aquellos poetas y escritores que, como Jesús, supieron devolvernos con su obra la esperanza de que un mundo más culto es un mundo más libre, que si al final este mundo enloquecido estalla definitivamente, la Voyager llevará a través del universo el genoma primigenio de esa humanidad ya lejana: la música y la poesía, lo que es este libro.