Esculturas en las calles
Hace unos años quedé sorprendido de la cantidad de esculturas que adornaban las calles de la ciudad de Huelva. Me impactó. Me pareció hermoso, educativo para la ciudadanía, un disfrute para la sensibilidad y, por tanto, una idea a imitar. Afortunadamente, en las últimas décadas, en Vélez-Málaga, el número de esculturas que lucen en el municipio ha crecido notablemente.
El ‘Padre de María Zambrano’ (en la popularmente llamada ‘Tribuna de los pobres’), el ‘Penitente’ (ante el templo de San Juan), la ‘Menina’ (ante el Teatro del Carmen), el ‘Lector’ (ante la Biblioteca Municipal Federico Vahey), el ‘Homenaje a la mujer’ (rotonda de la circunvalación), el ‘Niño de Vélez’ (cruce de la calle Fray Rafael de Vélez), el ‘Busto de Antonio Segovia Lobillo’ (jardines de Capuchinos), ‘El jabegote’ (Paseo de Larios de Torre del Mar), etc., etc., amén de las rotondas leoninas en piedra (los leones de la rotonda de salida de Torre del Mar hacia Caleta de Vélez, y los leones de la rotonda de Andalucía, en el casco histórico veleño).
Con motivo de las obras de la plaza del Carmen, que vaciaron sus entrañas para obtener un céntrico y estratégico aparcamiento público, llegamos a decir los veleños aquello de que “están durando más que las obras del Escorial”. Y es que comenzaron a finales de noviembre de 2002 y terminaron bien entrado el 2006. A las puertas de la primavera del 2003, y con motivo de las obras que comentamos, fue preciso retirar el monumento a Juan Breva que lucía en dicho emplazamiento desde febrero de 1970. Durante tres años estuvo custodiado en los almacenes municipales, hasta que las obras de la Plaza del Carmen permitieron reponerlo en su sitio. Y así, el 29 de marzo de 2006, el monumento a Juan Breva, aquel veleño universal que tenía “cuerpo de gigante y voz de niña”, volvía a su lugar de siempre para honra de su memoria y orgullo de los veleños.
Las obras del tranvía duraron también muchísimo. Y es que esto de las obras es así. Aun con buenos propósitos, las cuentas nunca salen como se planifican y duran más de lo esperado. Hoy ya casi no nos acordamos de lo largas que resultaron. Pero es verdad que fueron largas. La primera piedra del tendido ferroviario del tranvía se hizo el 22 de marzo de 2003, y la fiesta de inauguración del esperado y ecológico medio de transporte urbano se hizo el 11 de octubre de 2006. También durante estas obras hubo necesidad de quitar un monumento. Concretamente, el que se inauguró cuando la visita a Vélez-Málaga de los Reyes de España, a comienzos del verano de 1998. Cuando terminaron las obras, el monumento volvió a su lugar.
No hubo suerte con las obras del Parque de Andalucía. Después del polémico affaire de los arcos porticales, se inauguró el parque restaurado sin el monumento a Antonio de Vélez, que varias décadas atrás se había colocado allí costeado por los veleños, en suscripción popular. Cartas al director, artículos de prensa, escritos al ayuntamiento de la SAC y de la Fundación Antonio Segovia Lobillo, lamentos variados... Finalmente, el busto de Antonio de Vélez apareció y se repuso en el parque...
Afortunadamente, las esculturas en nuestra ciudad se han convertido en algo común. En septiembre de 2016, con motivo del tercer aniversario de la puesta en funcionamiento del CAC de Vélez-Málaga, esta institución puso en marcha una muestra de esculturas de la prestigiosa artista Elena Laverón. Fue todo un acontecimiento, que creció de manera exponencial cuando, un mes más tarde, se ubicaron a lo largo y ancho de la ciudad variadas esculturas urbanas de la mencionada artista. Las plazas de Las Carmelitas, la del Teatro del Carmen, la de la Constitución, San Juan de Dios... Los parques Ecce Homo, María Zambrano... Calles Camino Viejo de Málaga, Alcalde José Herrera... El mercado de minoristas... En fin, que las esculturas están presentes en nuestra vida urbana, que embellecen a la ciudad y, por tanto, a nuestro espíritu. Y ya sabemos lo que decía Pitágoras de que “no se engrandece a una ciudad elevando los tejados de sus casas sino las almas de sus habitantes”.
Ya no me da envidia Huelva con sus esculturas por las calles.
Y es que Vélez-Málaga es una ciudad con arte. Como decíamos la otra semana: con mucho arte.