Se acabó el debate del turismo en Rincón de la Victoria
Quién no ha participado en algún debate o discusión, más o menos acalorada, sobre si Rincón de la Victoria es un municipio turístico o un pueblo dormitorio. La Junta de Andalucía ha puesto fin a este debate y, para calcularlo, ha establecido unos criterios cuantitativos.
Ya no vale decir que “a Rincón de la Victoria viene mucha gente”, ni que “esto se llena los fines de semana”. No señoras y señores, eso ya no vale: los números han hablado. Las 400 pernoctaciones anuales están muy alejadas de las 2.000 necesarias, y esto a pesar de rozar el 95% de ocupación hotelera en verano; y las segundas residencias están muy por debajo de las primeras residencias. Para el cómputo, no cuentan las visitas puntuales de fin de semana sin pernoctaciones para venir a la playa, porque está la feria o sólo por darse un paseo.
Con estos criterios, las declaraciones que el pasado agosto de 2016 se hacían sobre las visitas a Rincón de la Victoria y que decían que “durante el mes de julio, las visitas de franceses han superado al turista inglés y alemán detrás del nacional, con un aumento del 55 por ciento, pasando de 99 a 179 visitas solo en el julio con respecto al pasado año”, esas 179 visitas suenan insignificantes. ¡Y eso que vinieron 80 visitantes franceses más!
La cuestión está zanjada. Somos un pueblo dormitorio, con su playa y sus ferias, eso sí, pero pueblo dormitorio, con sus más de 4.000 parados, una población que trabaja fundamentalmente en Málaga, sin un plan estratégico de turismo, con una mesa de turismo que apenas se reúne y un concejal de Turismo a media jornada. Ante esta realidad y la escasa relevancia que tiene el Turismo en la política municipal, se corta el debate, también, desde el lado local.
Aún así, esta declaración de que no somos zona de gran afluencia turística, que afecta a los horarios comerciales de las grandes superficies y que pasa sin pena ni gloria en el día a día rinconero, tiene una importante trascendencia. Con el contexto real sobre la mesa, el equipo de gobierno, éste o el que venga, debería replantearse el modelo de ciudad para la supervivencia económica en el futuro, con unos créditos prorrogados y con la “creativa” solución de “mejorar la recaudación” como única ocurrencia para incrementar los ingresos del municipio, sin más imaginación para generar empleo y riqueza en el municipio, que los perdidos y no hallados 50.001 (otro argumento más, por cierto, que se impone a favor del pueblo dormitorio).
Volviendo al asunto de no ser ZGAT (Zona de Gran Afluencia Turística), y que en siglas queda “como muy importante”, significa que las grandes superficies no tendrán libertad para abrir los domingos y festivos en verano. Ya os estoy viendo a algunos alegrándoos y pensando “¡Mejor! ¡Esto beneficia al pequeño comercio!”. ¿En serio? ¿Habéis visto muchos pequeños comercios abiertos un domingo o un festivo en Rincón de la Victoria?
¿Alguien ha probado ir de compras por el centro de Rincón de la Victoria o de La Cala un domingo o un festivo? La medida es insustancial e irrelevante en este sentido porque el que quiera seguir yendo a un centro comercial lo va a hacer sólo que un poquito más lejos, en Málaga, otra vez.
El impacto, sin embargo, es más psicológico que otra cosa, porque de un plumazo se han cargado años de eterno debate de si somos una cosa o somos la otra. Ahora tenemos que vivir sabiendo que nos han puesto la etiqueta de municipio dormitorio y que ya no somos turísticos, o sí, pero menos.