Plataformas de colores

Los presupuestos participativos han contado desde sus comienzos con la ilusión de muchos vecinos como una manera de poder poner en marcha pequeñas iniciativas que escapan al radar de un gobierno municipal e incluso que están fuera de su programa de gobierno y/o de su ideario político. Sin embargo, en la práctica, la perversión política de los presupuestos participativos, y especialmente del Grupo Mo­tor, será lo que dé al traste con este modelo, de no cambiar, para alegría de sus detractores.

Ha habido casos sangrantes como la eliminación de barreras arquitectónicas, el certamen de cortos o los cursos para jóvenes y mayores que han servido de puerta de atrás presupuestaria para que algunos políticos puedan llevar a cabo esos programas, unos, pudiera ser, porque se quedaban sin presupuesto y otros porque han sido incapaces de gestionar el suyo.

¿Cuándo el apoyo a una causa se convierte en oportunismo político? Ahora, los partidos de la oposición, con la excepción de Ciudadanos, han encontrado una herramienta para hacer oposición y usar la recién creada plataforma ‘Pro Presupuestos Participativos’ como arma arrojadiza, con todos los tintes para conseguir la atención de los medios de comunicación: “Contra el rodillo del Partido Popular”, “No se quiere tener en cuenta a los ciudadanos”, “Somos la democracia alternativa”, y demás eslóganes por el estilo.

La voz cantante la llevan aquí el PSOE e IU. El partido socialista ya tiene su arma de hacer oposición a Salado, porque cree tanto en los presupuestos participativos como en las mesas sectoriales, que las creó sin poder de decisión vinculante y sin presupuesto. Para Izquierda Unida, es su manera de tener un presupuesto municipal para sus políticas de partido. 

Mientras, Ahora Rincón y UPyD apoyan desde las redes sociales y grupos de Whatsapp, cada uno por un motivo: los primeros, porque los nuevos modelos de participación van en su ADN, y los segundos porque es una manera de seguir teniendo visibilidad política. 

Se abre una batalla política por el ciudadano que el bipartito PP-PA no quiere perder y comienza a ajustar su discurso. 

En esta lucha por saber quién representa más a los vecinos de Rincón de la Victoria, yo me pregunto: ¿es que entonces las elecciones municipales en las que una mayoría elige a un grupo de personas, políticos, para gestionar el municipio, no sirven? ¿O es que los que perdieron las elecciones no aceptan lo que vota la mayoría? Por esta regla de tres, ¿se tiene que acatar la propuesta votada mayoritariamente que sale de los presupuestos participativos? ¿O podemos coger la tercera y la cuarta propuestas, que valen por la primera si sumamos los votos de esas dos?

Espero que la ciudadanía no se deje arrastrar por esta lucha política escondida detrás de la plataforma de los presupuestos participativos y que el Grupo Motor sepa apartarse de ese apoyo que sólo sostiene intereses políticos. El día que la plataforma se desvincule de grupos políticos y de ideologías políticas, ese día, cuando llegue, triunfará la participación ciudadana.