La tradición de mañana

Soy de los que piensan que a la vida hay que mirarla a través del parabrisas, no del espejo retrovisor.

Y si miramos hacia atrás, que sea para avanzar y aprender de lo ya acaecido. Porque, aunque seamos fruto de lo que fuimos, eso no debe convertirse en una rémora, sino en acicate para progresar y ser mejores. 

En ese sentido, también podríamos decir que, aunque la tradición es algo que tiene un valor y que cada civilización ha buscado su sentido en el espejo del pasado, eso puede ser, cuando nos centramos exclusivamente en ello, algo que frene, que nos limite.

Decía el director del Parque Tecnológico de Andalucía (PTA), Felipe Romera, que para que un pueblo avance tiene que pensar en global y actuar en local, y que cualquier empresa o grupo humano, gracias al desarrollo tecnológico actual, puede convertirse en centro, en generador de atracción y reconocimiento por parte de otros.

Ese mirar hacia adelante, aprendiendo del pasado para no cometer los mismos errores, sería, por tanto, lo contrario de mirarnos continuamente el ombligo y pensar que somos estupendos y que lo que tenemos (a todos los niveles), es siempre lo mejor.

Comparto con el historiador veleño Francisco Montoro, la idea expresada en su libro Miradas viajeras sobre Vélez-Málaga, que es bueno que conozcamos lo que piensan otros, visitantes o residentes ocasionales, porque ellos ven cosas que nosotros, por estar en ellas, no vemos y nos aportan una perspectiva distinta que puede ser enriquecedora por no estar condicionada por quienes aquí vivimos.

Uno de los ‘pecados’ que algunos que nos visitan nos achacan es, precisamente, cierta falta de modernidad, de avance integral, en lo social, cultural, etc. Dicen esos visitantes recurrentes de nuestra tierra que, leyendo bibliografía y artículos sobre nuestro pasado más reciente, muchos de los males endémicos que venimos padeciendo y denunciando desde hace años, siguen sin resolverse, como si se hubieran cronificado ad eternum y hayamos asumido que forman parte inamovible de nuestra historia y nuestro paisaje:

La dinamización y recuperación del centro histórico; la conservación y puesta en uso y valor de muchos bienes patrimoniales; el desarrollo de una política cultural que se convierta en catalizador de nuestro progreso; el respeto y cuidado de nuestro medio ambiente con un desarrollo urbanístico sostenible; la ampliación y uso para transporte de mercancías del aeródromo de Vélez-Málaga; la instalación del Centro Logístico de Transportes; la falta de una señalética municipal en todos los núcleos del municipio pues muchos de nuestros visitantes no saben, por ejemplo, que Benajarafe, forma parte de una entidad superior municipal que se llama Vélez-Málaga; la erradicación del poblado chabolista de la vía en la entrada a Torre del Mar; convertir los márgenes del río Vélez en una zona de recreo y esparcimiento, respetando  el delta del río y toda la vega de Almayate; recuperación integral de los yacimientos fenicios; la falta de aparcamientos públicos y una mejor planificación de la movilidad, recuperando el servicio del tranvía que muchos echamos de menos y que era una gran apuesta de futuro, etc., etc.

Parece que estemos en campaña electoral pero, no, todas estas propuestas de desarrollo y de avance de nuestro municipio se plantearon hace muchos años y siguen estando pendientes. Parece como que se renuncia desde las instancias políticas a conformar una ciudad, un municipio moderno y avanzado, respetuoso con sus tradiciones, pero comprometido, a su vez, con los retos que una sociedad moderna reclama.

Quizá no podamos cambiar el mundo, pero sí el pedacito que nos toca si realmente creemos en nuestras potencialidades y nos ponemos manos a la obra. Y en esa balanza de tradición y modernidad es donde gana claramente la primera. Por ejemplo, nadie pone en duda el valor de nuestras tradiciones, ya tengan un marcado tinte religioso (Semana Santa, Cruces de mayo, Romerías y Procesiones…), gastronómico o de cualquier otro tipo y que tienen asegurada su continuidad por su demanda  e interés popular y turístico y su apoyo institucional.

Bien está. Pero que hay que seguir avanzando y no defraudar las expectativas que muchos ciudadanos tenemos y la historia nos reclama. Que Vélez-Málaga (el municipio) sea la locomotora y capital efectiva de la comarca depende de todos, también de nuestros políticos, que deben trabajar en ello, aunque eso implique que se tengan que poner de acuerdo.

Dice un amigo mío que “para atrás, ni para coger carrerilla”. Yo añadiría que la modernidad de hoy puede ser la tradición de mañana.