Yo te hablo de la fuerza creativa

Columna de José Marcelo

 “Yo te hablo de la fuerza que tiene el árbol: / del árbol que se resiste con sus raíces sujetos a la tierra, / y esbelto extiende sus brazos ha­cia el viejo cielo. / Yo te hablo de la debilidad que tiene el árbol: /del árbol caído que deja de ser árbol”. 

Estos versos nos hablan de la naturaleza humana, de su fortaleza y de su debilidad. Creando la imagen del árbol que padece las inclemencias. Así como el ser humano, desde su nacimiento, tiene que afrontar su propio crecimiento, que conlleva superar adversidades como si fuese un héroe mitológico, pero también pasa por sentirse como un árbol caído, para conocerse como humano.

Dedico esta columna a esas personas buenas que llegan y pasan por esta vida sin ser notadas, dejando en su paso huellas indelebles en el corazón. Que dan ejemplos de superación, por su capacidad de sufrimiento, de entrega. Que manifiestan sus debilidades para decir que son humanos. Esas personas que padecen situaciones desesperadas como enfermedades graves, o incapacidades, o bien trastornos depresivos, o personas que sobreviven en la extrema pobreza.

Las cuales nos dan una gran lección cuando se enfrentan a esas situaciones con actitudes positivas para superarlas. Logran transformar el sufrimiento en una nueva fuerza creativa, y evitan quedarse en la amargura. Recuerdo oír esta frase: “Si siento dolor es porque aún estoy vivo”. Esta expresión tiene un gran calado de estoicismo. Al respecto, Khalil Gibran, dice: “Del sufrimiento han nacido las almas más fuertes. Los caracteres más sólidos están plagados de cicatrices”. Esta concepción está muy lejos de la visión hedonista, la cual nuestra sociedad de consumo nos vende. 

Vivimos en una sociedad donde la felicidad se subasta a buen precio. En la cual alcanzar el estado de “bienestar” consiste en facilitarnos los bienes, pero a cambio de hipotecar nuestras vidas. Un modelo de sociedad que nos lo vende todo hecho. Que nos dice que pensar por nosotros mismos es dañino para nuestra salud. Que es una pérdida de tiempo cuestionarse los temas de la vida, porque lo que conseguimos es ver las cosas de manera negativa y que suframos por ello. Que basa sus pilares en el conformismo y en la insolidaridad, cuando nos persuade que todo aquello que ocurre fuera de nuestro pequeño círculo, no nos debe afectar, porque son problemas de los otros. E incluso se atreve a darnos consejos de cómo tenemos que superar la depresión: “Si quieres tener una verdadera autoestima, acéptate como eres, no necesitas ser "más", ríndete, cuanto más quieres cambiarte, más te criticas y más disminuyes la autoestima”.

Pero, al menor contratiempo, padecemos frustraciones, las cuales nos hacen perder la perspectiva de afrontar los retos y los graves problemas.

Admiro a esas personas que se hacen a sí mismos: son ejemplos de tesón y de esfuerzo. Que ante las dificultades de la vida templan su carácter, moldeando una manera de ser. Entienden que la vida es crecer, sin abandonarse a la desesperanza. Personas que encuentran las fuerzas necesarias para luchar por una vida mejor. 

Reflexionemos que formamos parte de un todo, que el verdadero cambio comienza por uno mismo. “Quiero arrojar al viento una sonrisa/ una sonrisa tan nueva que dé aliento nuevo, /lo nuevo nazca en los corazones del hombre y de la mujer”.