Sobre el trabajo y la vida
Artículo de José Marcelo
“Mi padre siempre me decía: elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar un solo día de tu vida”. Este pensamiento del actor británico Jim Fox sobre el trabajo, nos cuestiona sobre qué modelo de vida queremos elegir. Si el trabajo que se realiza es creativo, comprometido con la sociedad y vocacional, nos compensará con una vida plena en satisfacciones.
Pero la realidad es otra, muy diferente a como lo plantea Jim Fox. Pocos son quienes eligen, y muchos quienes padecen el trabajo como un medio necesario, sujeto a las necesidades de la vida. Porque el trabajo no es un fin en sí mismo, como lo es una afición, que llena un tiempo creativo de ocio.
Es tan penoso carecer del derecho al trabajo, como lo es ser esclavo de él. Nos encontramos en un modelo económico donde impera que las cosas se produzcan y se consuman en un lapso de tiempo cada vez más corto. Sólo cambiaría si empezáramos a pensar de otra manera, a proteger las cosas de su inminente caducidad: a lograr mayor duración.
En cuanto al tiempo libre, debe ser utilizado no solo como pausa del trabajo, sino como tiempo de ocio que llene nuestro espíritu creativo.
En función de la concepción del trabajo, acercarnos a la filosofía del poeta libanés Khalil Gibran, que nos decía que “trabajar con amor es construir una casa con cariño, como si vuestro ser amado fuera a habitar en esa casa”. Esta visión del poeta libanés está muy relacionada con dignificar el trabajo y a los trabajadores. El ser humano consigue gracias al trabajo sentirse integrado en la sociedad, mejorar su autoestima, proyectar una imagen positiva de sí mismo, y ante los demás.
Para lograr esa dignificación del trabajador es necesario que se den unas condiciones: identificación con la labor que realiza, con la filosofía y objetivos de la empresa. Que haya una adecuación entre la capacidad del trabajador y el puesto que desempeña. Retribución económica acorde a la labor y la responsabilidad que realiza. Que existan unas expectativas de desarrollo profesional y personal. Y un ambiente de trabajo positivo y motivador, de seguridad.
Dignificar el trabajo es concebirlo como fuente de derechos y obligaciones. Los derechos deben ser respetados y promovidos. Las obligaciones deben ser cumplidas con espíritu de responsabilidad y de autoexigencia. Trabajar responsablemente es la oportunidad de mejorar, de contribuir a la comunidad a la que pertenecemos y de cumplir con nuestra vocación.
Alcanzando dignificar al trabajador y al trabajo, se consigue evitar ser esclavo del trabajo, lograr trabajadores libres que son sujetos del progreso histórico.
Como el filósofo alemán Hegel argumenta: “El trabajo no sólo transforma el mundo, sino también al sujeto trabajador”.