¡Qué suerte hemos tenido de poder
estrecharle la mano a algún amigo,
y poder asistir como testigos
al milagro de cada amanecer!

Tres meses han pasado… y unos días,
y seguimos deshojando el calendario,
tres meses con el miedo a los contagios
y sin saber hasta cuándo todavía.

El tiempo suficiente pa’ saber
que lo mismo el injusto y el honesto
son iguales, a ojos del universo,
aunque tengan tan distinto parecer,
y después de lo vivido también sé,
que callar cuando hablan los que saben
escuchar y observar era la clave
y la única manera de aprender;
y cuando todo esto quede atrás
entenderemos porqué, la fortuna
de ser río en lugar de ser laguna
que ni el virus le detuvo su caudal.

¡Con qué ganas esperamos ese día!
para poder celebrarlo con dos besos,
porque con tantos reveses y tropiezos
la esperanza que teníamos se enfría.

Os seguirán llegando mis poemas
y será como quitarle al calendario
las hojas que nos faltan todavía
para dejar de caminar tan solitarios.

Comenzamos la nueva normalidad
y vamos acortando las distancias,
hoy sólo recordamos con nostalgia
¡lo bonito que es vivir en libertad!