No hay mal que cien años dure 
ni felicidad completa,
y no podemos rendirnos 
aunque nos faltan las fuerzas.

Pensamos,
que se acaba el mundo
con una mala noticia,
y es solamente un aviso
pa’ disfrutar de la vida,
de los pequeños detalles,
de los gestos, de las risas,
levantarse con más fuerza
después de cada caída. 

Disfrutar de los amigos,
de las fiestas en familia,
que al mirarse en un espejo
nos devuelva una sonrisa.

Compartir las experiencias,
y no prestar atención
a miradas que hacen daño
sin importarle el dolor.

El valor de una mujer
no es el físico que vemos
dentro hay un corazón 
lleno de esperanza y sueños.

Hemos sido afortunadas
al superar esta prueba,
apostamos por la vida
y hemos ganado la apuesta.

Somos hoy las ganadoras 
de una batalla vencida
y ahora toca disfrutar 
del regalo de la vida.