Escudos de oro

Con la animación de las ocasiones especiales, el Teatro del Carmen abrió sus puertas para vivir, un año más, la entrega de los Escudos de Oro a personas o colectivos sociales que, de alguna manera, engran­decen con su trabajo la ciudad de Vélez-Málaga. 

Con un lleno hasta la bandera, entre familiares, amigos, autoridades y gente de la cultura, los premiados, con su emoción a cuestas, recibían el tan preciado galardón. El deporte, las tradiciones populares, una iglesia, obras sociales, personas que destacan en el ámbito de la cultura, o colectivos que ayudan a paliar el dolor de los  que sufren, como esa encomiable Asociación Esperanza que tanto y tan bien trabaja para ayudar a las mujeres que padecen cáncer. 
Nunca olvidaré la im­presionante lección de vida que me dio una tarde, alrededor de un café, Pilar Serrán, aquella mujer vitalista y valiente que ya cruzó la sutil frontera y voló alto, con su sonrisa ancha y su pañuelito rosa, para cambiar el color del cielo. Para pintar de rosa el infinito. Seguro que le habrá llegado  el sentido y unánime aplauso de los veleños, que recordarán siempre su ejemplo de vida, su hermosa herencia color esperanza. Dondequiera que estés, Pilar, mi abrazo eterno. 

Por su trabajo de tantos años en numerosas actividades culturales, Francisco Gálvez es uno de los galardonados con el Escudo de Oro. Radio, televisión, prensa escrita, editor y autor de libros... Nada alrededor de la información y la cultura le es ajeno a este polifacético veleño de talante sencillo, amante de su tierra y de su gente, que igual escribe un libro magnífico sobre la Axarquía, que pinta un cuadro o protege el medio ambiente salvando camaleones en la carretera. No es un secreto mi afecto y admiración por él, desde que, sin saber quién era, leía sus columnas en El Avance y me atreví a mandar un artículo sin confiar mucho en que lo publicaran, pero, como ya he contado alguna vez, el entonces director de opinión publicó mi artículo y me invitó a “abrir el abanico de mi filosofía” escribiendo lo que quisiera. El Avance, Diario de la Axarquía y después NOTICIAS 24, este altavoz libre que nos permite opinar, crear, contar emo­cio­nes... Una joya de pe­­­­riódico, que él dirige con el pundonor y la pro­fe­sio­nalidad que le caracterizan. Pocas veces un medio local sale al aire tan vivo de actualidad, tan bien maquetado, tan completo de opinión: historia, filosofía, música, libros, versos... Un arcoiris de pensamientos plurales que vuelan libres de lector en lector. 

Está bien que se reconozcan en vida los méritos de las personas, cuando aún pueden disfrutar del cariño y el reconocimiento social. Da igual si es un entregado corredor, una iglesia, los coros y danzas, una peña de amigos o de un equipo de fútbol, una asociación con alma, una señora amable que canta en misa y ayuda desinteresadamente a sus vecinos, o un amante de la literatura, comprometido con la cultura, apasionado de lo veleño y empeñado en hacer comarca. Todos son importantes, todos ayudan a mejorar el entorno, el paisaje emocional de un pueblo. Francisco Gálvez se habrá emocionado con ese merecidísimo Escudo de Oro, que llevará para siempre y con orgullo en la solapa del corazón. Él, que ama cada rincón de Vélez, cada árbol, cada quebrada, cada ventisquero, engrandece con su trabajo diario el pueblo que lo vio nacer.

Rodeado de libros por todas partes, conoce su entorno, su historia, sus luces y sus sombras, y expande a los cuatro vientos, con la fuerza de la palabra escrita, la idiosincrasia y las bondades de su paisaje. Es hermoso que se premie la labor de estas personas cuando aún respiran el aire de la tierra que les oxigena el alma. Como decía Gloria Fuertes en un verso bellísimo: A mí no me importa / que alguien me llore / cuando me llegue la muerte. / Lo que necesito / es que alguien me ría / mientras me llegue la vida.

El abanico de mi filosofía sigue abierto, aireando emociones y pareceres.