Todóloga certificada
He decidido hacer un máster en todología. Creo que tiene muchas salidas y, aunque hay una competencia feroz, un todólogo puede ejercer en casi todos los ámbitos de la sociedad y en cualquier entorno de la vida.
No hay más que ver la de todólogos que nos encontramos en la puerta del colegio, mientras esperamos a nuestros hijos, y en la cafetería, especialmente a la hora del desayuno. En el autobús, el metro y en la consulta del médico, por citar solo algunos de los sitios en los que más suelo encontrarme con estos profesionales del saber universal.
El todólogo es, en esencia, un alma del Renacimiento, domina cualquier área del conocimiento, aunque se ha reciclado y adaptado a estos tiempos en los que todo se desarrolla con mucha rapidez y, por eso, para ser un experto no precisa de mucho tiempo de estudio; además, la todología no requiere de práctica, no es una ciencia empírica. Por eso nos encontramos con quienes saben cómo educar a un hijo y te indican a qué edad permitirle el móvil o cómo motivarlo para que sea un buen estudiante… aunque no tengan hijos. Y también a quien estando más sobrao de kilos que tú, te recomienda que hagas la dieta del ayuno intermitente ¡porque es súper efectiva!, aunque es obvio que no la ha seguido en los últimos años.
Y seguro que tienes un amigo que, hablando de fútbol, sabe cuál será el resultado de todos los partidos de la liga, aunque pese a esa clarividencia nunca haya acertao una quiniela.
El vaticinio de acontecimientos futuros es una especialidad ‘de matrícula’ para un todólogo. Si no, prueba a hablarle de política, del tiempo, de economía…, te dirá qué es lo que va a pasar y, aun sin preguntarle, hasta el porqué de todo lo que va a pasar.
Contar con el consejo de estos especialistas es especialmente útil a la hora de montar un mueble de IKEA (nadie los monta como ellos), al cocinar (las mejores tortillas de patatas, los mejores bizcochos y las insuperables barbacoas tienen trucos que solo ellos conocen) o al iniciarte en la práctica de un deporte.
Ni decir tiene que, si vas a viajar, escojas el destino que escojas, el todólogo te dirá qué ver y a dónde ir.
Quien tiene un amigo todólogo tiene un tesoro. Pero, ¡ojo!, ten cuidado, hay mucho intrusismo en esta disciplina, y hay que saber distinguir a un todólogo del que no lo es. Te doy una pista: el todólogo nunca sugiere un “podrías”, él utiliza un “tienes que”, sustituye normalmente el condicional por el imperativo y usa coletillas como “ya te lo dije”, “lo veía venir” o “si yo lo sabía…”.
En fin, que la todología, como rama holística del conocimiento, me fascina y estoy valorando dónde matricularme para su estudio, la verdad, no sé si en la escuela de la vida, (la vida college, como dice una amiga mía) o como follower de instagramers, influencers y youtubers “de reconocido prestigio”. En cualquiera de estos sitios, el saber fluye con todas las garantías. Este máster me hará, sin duda, una todóloga cualificada, certificada, y me facultará, como muchas veces hacen los títulos y los estudios, para hablar de todo, con autoridad, pero sin conocimiento.