La epidermis
Columna de Salvador Gutiérrez
Portavoz, sin duda portavoz, no portavoza, lo dice la RAE. Y punto. Son las normas. Lo demás, son ganas de llevar al terreno ideológico lo que son sólo normas gramaticales. El tema es que vivimos en una sociedad de discusiones simples y simplistas. Sociedad de discusiones epidérmicas. Entramos en ese tipo de refriegas porque somos incapaces de entrar en otras cuestiones más complejas, hondas y sofisticadas. Jugamos al parchís porque no sabemos jugar al ajedrez.
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La epidermis. Cuánto pierden las cosas importantes y profundas por empezar a reivindicarlas o a construirlas por la epidermis. En esta sociedad se empiezan a construir demasiadas casas por el tejado.
Esta pasada Navidad, una activista de la Femen robó del belén del Vaticano la figura del Niño Dios en protesta porque Dios no es mujer.
¿De verdad que la lucha por la igualdad tiene que pasar, necesariamente, por la frivolidad?
Hace unos años, en un país escandinavo, un partido político propuso imponer multas a los maridos que no hicieran las tareas de la casa.
Mal asunto cuando las ideologías o las filosofías que pretenden cambiar, desde la raíz, lo injusto y mal hecho de este mundo, se limitan a ser esteticistas que aplican, sólo, tratamientos de cosmética.
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Vino el genio del ingenio carnavalero a Vélez-Málaga: El Selu. Vino, todavía, con las heridas causadas por la avalancha de críticas que le cayeron por actuar en un mitin de Ciudadanos. Vino con el estigma, con el sambenito colgado por una sociedad que se queda en la piel de las cosas y que está dispuesta a etiquetar, a diestro y siniestro, sin la menor intención de reflexión sosegada.
En el imaginario de los políticos, o se está con ellos o contra ellos. No hay otra alternativa. En el mundo de los partidos hay una norma no escrita, pero inflexible, que dice que el profesional que trabaje para un partido será, para siempre, de ese partido.
Espero que ese talento del humor gaditano no lo pague caro. Hay muchos profesionales que ya no levantaron cabeza tras desplegar su pericia profesional para un determinado partido político.
Las etiquetas son la reflexión epidérmica de una sociedad que no tiene los redaños suficientes como para entrar, con fuerza, en la profundidad de los hechos.
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En Vélez-Málaga sigue habiendo paro, hay proyectos paralizados desde hace años, en cuestiones básicas sigue sin haber un consenso y una línea de actuación homogénea que esté por encima de los gobiernos de turno, pero, ahora, no se habla de otra cosa que no sea del pato asesino… Ay, ¿en qué estamos metiendo la pata…?
En fin, que eso, que seguimos jugando al parchís.