Bendita lluvia

Llega el agua de lluvia que esperamos, la vemos caer de los tejados y correr lentamente sobre las calles, regando los jardines y los árboles de la ciudad. También penetra  en la tierra, cayendo sobre los campos y los huertos sembrados... Salen caudalosos los ríos, y entonces nuestra expresión es: ¡Bendita lluvia! Que como expresa el poeta: “Bello y bendecido es ese acto de amor: el cielo y la tierra se dan besos de agua”.

Sí, ha sido una bendecida agua la que ha caído, pero insuficiente. Porque, a fecha del 17 de diciembre 2002, el pantano de la Viñuela tenía sólo 17,57 hm3. No resuelve el problema de la sequía que padecemos desde muchos años atrás, y que, actualmente, se ha agravado. Desde que comenzó el año hidrológico en octubre, cada día, los agricultores han estado con su mirada puesta en el cielo, pero ha pasado el otoño sin llover, y, además, ha sido caluroso. Esto ha supuesto que los frutos, sobre todo la campaña de los tropicales como el mango y el aguacate, hayan padecido mucha dificultad para regarse y recoger su producción; viéndose muy afectados  en la calidad, y se hayan malvendido.  

La solución para paliar la sequía es la desaladora, la cual ha entrado en trámite para elegir entre tres propuestas. Pero el problema, ahora, está en el tiempo de espera para ponerla en funcionamiento, que puede ser de tres años. Periodo que habrá que afrontar, y planificar con el objetivo de solventar la situación, porque afectará a la economía de la agricultura, así como para el mantenimiento del turismo. Y regular también cómo abastecer el consumo humano.   

Pensar en estas situaciones extremas de carencia de agua, refuerza la frase “el agua es vida”, que tantas veces hemos dicho, e invita a tomar conciencia de su buen uso y aprovechamiento. A nivel individual, podemos tomar medidas: utilizar electrodomésticos como las lavadoras y lavavajillas en programas ecológicos y cortos,  y que sean de consumo eficiente; evitar el uso excesivo de detergentes y químicos fuertes a la hora de limpiar; preferir alternativas ecológicas, biodegradables, que no alteren los ecosistemas; cambiar algunos hábitos  como cerrar los grifos cuando no  la usemos directamente; elegir la ducha a los baños; y preparar las viviendas para recoger las aguas pluviales en depósitos. En el ámbito agrícola, también podemos adaptar  los cortijos para almacenar el agua de la lluvia.

Las ciudades, para el aprovechamiento de las aguas pluviales, deben apostar por los Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible (SUDS). Estos se han convertido en una solución oportuna para poner remedio a los inconvenientes que las lluvias copiosas provocan en los entornos urbanos, y como prevención de graves inundaciones. Además daría solución a la posible contaminación de los recursos hídricos por excesos de fosfatos y nitratos. Para ello, hay que adaptar las redes de alcantarillado para la conducción del agua a depósitos, lo que evitaría su pérdida en los ríos o en los mares. Almacenamiento de agua que se podría utilizar para la limpieza y el riego de jardines en las ciudades u otros servicios públicos. ¡Tomemos conciencia!