EN MEMORIA DEL ARTISTA VELEÑO
Veleños del siglo XX. Pepe Luis Conde (Vélez-Málaga 1941)
Pepe Luis Conde, el conocido cantante, compositor y pintor de Vélez-Málaga, ha fallecido este jueves en la misma ciudad que le vio nacer hace 75 años. Conde recibió de manos del alcalde de Vélez-Málaga el Escudo de Oro del municipio el pasado 29 de noviembre, tras una larga y fructífera carrera artística que comenzó en el Teatro del Carmen a los siete años de edad, y tras lo cual llegó a actuar en Europa y América. Su fallecimiento ha coincidido con la sesión plenaria en el ayuntamiento veleño, la cual se ha iniciado con un minuto de silencio y se ha decretado 24 horas de luto oficial. En homenaje al genial artista, NOTICIAS 24 reproduce esta semblanza que le dedicó el escritor Antonio Jiménez como uno de los personajes fundamentales del siglo XX en Vélez-Málaga.
Hay un cortijo en Vélez del que José Luis Conde Lobato es el dueño y señor: el del salero natural untado con la copla y el piano. Un coctel explosivo que Pepe Luis, desde la niñez hasta hoy, ha repartido por medio mundo, desde Canadá con los ‘Coros y Danzas de Málaga’ o en Nueva Orleans (donde recibía la Llave de la ciudad) al Gran Teatro Federico García Lorca de La Habana castrista, pasando por México (Aguascalientes, su prenda dorada), Venezuela (la de nuestros Beltranes de ida y vuelta), el madrileño Florida Park (cuando presentaba su disco Voy de coplas apadrinado por el alcalde de Madrid, Álvarez del Manzano) o el Paralelo de Barcelona, en el Teatro Victoria junto a Andrés Caparrós y Paloma San Basilio. Aquí, siempre aupado por su grupo de incondicionales, o allá con el calor de la vociferante colonia española. En suma, el segundo (cronológicamente) del sexteto de cónsules veleños que orgullosos han alardeado de su tierra por el mundo del siglo XX: Antonio de Vélez (adelantado de la pintura de vanguardia en España), Paco Hernández (bienales de Venecia o Sao Paulo), Evaristo Guerra (su proyección nacional de la mano de ABC), Antonio 'Toto' (vendiendo pisos a manta en Bruselas) y Fernando Hierro (nombre de lujo en la historia del futbol mundial).
Nacido en el veleño barrio del Pilar, Pepe Luis pronto se traslada a la plaza de Las Carmelitas donde su padre, el entrañable Guillermo, regentaría el bar-pensión ‘La Palma’ hasta que, temprano aún, se asentaba en el que sería su territorio de por vida —el del antiguo Café del Carmen, la ferretería El Llavín, el Hotel Linares, el Teatro del Carmen (viejo y nuevo) —que con el correr de los años flanquearía su propia casa y la actual 'Calle Pepe Luis Conde'. Ya vecino del Teatro y pisando los suelos de los míticos establecimientos aludidos (café y hotel), con sólo siete años es descubierto por ‘Doña Aurora’ (¡naturalmente!), quien le hace debutar con la obra La Cenicienta, junto a Rosarito Sánchez, Pepito Lupiáñez, los Llanes... Después, un sin fin de espectáculos del mismo tenor filantrópico (Nardo con bata de cola, Corazón de España, Patio de los luceros…, especialmente pro recuperación de la Semana Santa), en los que Pepe Luis (¡oh!, aquellos con la inolvidable Remeditos Olivares) hacía furor en aquel Vélez que todavía olía a pólvora, dolor e incienso.
Un tiempo que para poder sobrevivir había que olvidar; razón por la que los más jóvenes (que no habían leído el Paris de Hemingway) hicieron de aquel Vélez una fiesta continúa. Y en medio de aquel jolgorio, el ‘Trío Pepe Luis’ (con Pepe ‘Orga’ y ‘Aoño’ Guerra) que por los micrófonos de 'La Voz de la Parroquia' entre pitos y flautas alegraban al ‘todo Vélez’. Simultáneamente, en el torreño 'El Yate' de Cristino Pareja, Juanito Lemos o Eugenio Chicano, deleitaba a la concurrencia con aquellas verbenas para el recuerdo. Y vendría la ‘Orquesta Bellamar’ (en la que sustituyó como vocalista a Pepe Lozano, quien posteriormente fue alcalde). Y tras la mili, el legendario ‘Mesón del Conde’. Y el restaurante del ‘Club Náutico’, la Casablanca con ‘Doña María’, la discoteca ‘El Copo’, ‘Los Mayorales’, ‘El Piano’. Y en Madrid, la apoteosis: ‘La Sala Axarquía’ (88-96) y en plena Cava Baja, ‘Almendros 13’. Y al final, ya rozando el tercer milenio, en 1998, vuelta al pueblo con la ‘Posada del Conde’. Y pregonero de la Feria de San Miguel y la Semana Santa, y cercano amigo de María Zambrano...
Claro que, por interminable, muchos han dicho mucho de él. Manolo Alcántara: "La Axarquía ha encontrado su juglar: Pepe Luis Conde, armado de ilusiones y de sonrisas, ha puesto voz, oído y sentimiento a una región mágica, entre la mar desmesurada y los discretos montes. La música la aprendió de las olas cercanas y la letra de las colinas celestes. Para pescar metáforas le bastó con tirar al aire una caña de azúcar". Carlos Herrera: "Se llama Pepe Luis y es una genialidad de nuestro tiempo, es una modernidad del Sur. Son los genes y los cromosomas metidos en estos años, llevando y heredando toda una tradición de coplas y pasodobles en las venas y en la sangre. Son andares, es pasearse por el pentagrama con andares de CONDE". Evaristo Guerra: "Con su matizada voz, Pepe Luis Conde penetra en lo más íntimo del alma, como penetran los colores de un atardecer veleño en la retina de un artista". Paco Hernández "Que sigan tus ayees del sur, el ritmo, el sabor a hombre y sangre, tu voz. Lejos del plástico, el cemento y las pilas"… O los versos de su primo Joaquín Lobato con la guitarra de su hermano Salvador: "Ágilmente esbelta su voz / engríe y ejerce la copla. / Surgen después, / Habaneras mudéjares, / y / brota el prodigio. / Se crece, reverbera, atiranta su gracia. / Filigrana y pasión arrebolan / desgarros y pregonan jirones, / requiebros, temblores, laberintos, quereres. / Conmovidos plenilunios. / Vientecillo y paisaje en tu garganta".
Definitivamente, Pepe Luis Conde ‘un cultivador de la alegría’, como recientemente le comentaba a un temprano amigo común, José Carlos Fernández Ortiz.