Cómpeta tiene algo; algo que María Zambrano no atinaba a vislumbrar, pero que se palpa, se vive, se siente plenamente entre sus casas blancas y arracimadas.

Ese algo creció y se extendió por el pueblo el pasado sábado en forma de poesía. Luisa Ruiz, nuestra Luisa Ruiz, presentaba una selección de su obra poética en sendos poemarios, Caminando entre rimas y Desde mi corazón de poeta, dos libros editados con mimo y escritos a corazón abierto, por el que transita el dolor, la nostalgia, la fe, la alegría, su pueblo, la esperanza y un amplio mosaico de sentimientos que galopan a lomos de la poesía.

La arquitectura literaria de la autora bebe de una larga tradición axárquica: ese ‘algo debe haber’ zambraniano que hace que en esta comarca, tan pequeña en extensión y tan grande culturalmente, afloren poetas, escritores, cantantes, pintores y todo un abanico de expresiones artísticas.  Junquito de Comares iniciaba el verdial negro de la Axarquía por esos mundos, Juan Valle Ortega creaba en Arenas sus romances improvisados, Miguiña se vestía con sus ocurrencias libres por las calles de Vélez-Málaga, José Lucena contaba historias y chascarrillos de aire campesino en Benamo­carra… El arte, la poesía, el ingenio, sale a relucir siempre incluso en los ambientes más insospechados.

Y ahí estaba Luisa el sábado, en una Casa de la Cultura -que además es el hermoso Museo de Artes y Costumbres- que se quedó pequeña, demostrando que ella también es de la estirpe de los que llevaron el nombre de su pueblo ligado a las artes.

El acto

Presentado y dirigido con mano sabia y elegante, José Luis Torres condujo un acto, al que asistió la alcaldesa Rosa Luz Fernández y la concejala de Cultura Mónica Ruiz, entre otros representantes del Consistorio, en el que intervinieron muchos de los que han participado en la creación de estos libros, más la inclusión de una bellísima banda sonora en la que destacaron Ángela Román al piano, y Sergio Álvarez al cante, consiguiendo ambos que la música y la poesía se fusionaran en un espectáculo magnífico, logrando que ninguno de los más de 200 asistentes abandonaran el acto sin los libros y la dedicatoria de Luisa Ruiz estampada en ellos.