viernes, 18 de octubre de 2024 00:00h.

"Nunca he dejado de sorprenderme observando el entorno, abriendo la mente, abierto a la perplejidad"

Entrevista a Amador López García, médico. Autor de Medicina de familia: Andando el camino

Amador López García es médico en medicina familiar y comunitaria, autor del libro Medicina de familia: Andando el camino. Historias de la historia (Edit. Círculo Rojo). Donde deja escrita sus memorias sobre su profesión. 

PREGUNTA.- ¿Qué le ha motivado a escribir sus memorias como médico de Atención Primaria?

RESPUESTA.- No podía dejar en el camino las experiencias vividas en el ámbito personal y profesional: relacionarme con mis semejantes, el nacimiento de la vocación y las enseñanzas que he recibido de los pacientes. Todo lo que ha fraguado mi manera de ver el mundo. Me sentía agradecido con la obligación grata de escribirlo.
P.- Hábleme usted de los pueblos donde ha ejercido como médico. 

R.- En Albares, pueblo de la Alcarria, agrícola y ganadero, ya se había producido el éxodo de los más jóvenes a la ciudad. Pude tratar a personas sencillas, con grandes valores, que nacieron a finales del XIX o principios del XX. Sayalonga y Corumbela fueron una sorpresa, pues no conocía Andalucía, y menos la Axarquía con su orografía quebrada y los pueblos blancos inmaculados. En Torre del Mar viví la segunda ola de transformación urbana y el traslado de la Casa de la Marina al nuevo centro de salud. 

P.- ¿Qué piensa usted sobre la especialidad de la medicina de familia? Actualmente, poco valorada.
R.- Lleva ya muchos años reclamándose una reforma que permita adaptarse a los nuevos tiempos. Han evolucionado las condiciones económicas, sociales y familiares; las maneras de relacionarnos, y las reivindicaciones de los pacientes demandando mayor implicación en sus procesos de salud. Se da un mayor envejecimiento de la población con mayor acumulación de enfermedades crónicas, que complica su asistencia. La pandemia de covid-19 ha agravado y ha sacado a flote las nuevas necesidades. 

P.- Hábleme usted de las dificultades a las que ha tenido que enfrentarse, y de las satisfacciones que ha vivido en su profesión. 

R.- Los médicos tenemos que manejarnos con la incertidumbre. Aunque nos guiemos por las investigaciones según el método científico, lo que se ha venido en llamar la ‘medicina basada en la evidencia’. Pero el ser humano y las enfermedades tienen su gran parte de imprevisibilidad. Las satisfacciones han venido diariamente del trato con los pacientes, la confianza depositada, su vuelta al estado de salud y el agradecimiento. 

P.-  Los relatos de los enfermos, que se intercalan en cada época, son conmovedores; poseen una visión general de la evolución de la Atención Primaria. Hábleme usted de esa evolución.

R.- El médico rural ejercía aislado las 24 horas del día, y en los ambulatorios las consultas eran veloces y masificadas. La Ley de Bases sobre la creación de las estructuras básicas de salud del año 84, y la Ley General de Sanidad del 86 permitieron la puesta en marcha de los centros de salud; la centralización de las urgencias; trabajar en equipo y el desarrollo de los programas. Las transferencias a las comunidades autónomas facilitaron la mejor gestión de los recursos; los equilibrios territoriales; el acceso universal de la población y la participación de las instituciones ciudadanas. 

P.- Confiesa en el epílogo del libro: “Nunca me he sentido cómodo y confortable en la rutina”. Hábleme de su vocación profesional. 

R.- Nunca he dejado de sorprenderme observando el entorno, abriendo la mente ante los cambios en las demandas y necesidades de las personas; estar abierto a la perplejidad. Sin esa actitud ante la vida, la rutina se vuelve asfixiante. No queda otra que innovar. Eso es vocación;  lo demás es trabajo.

P.- ¿Qué le diría usted al público en general para que se acerque a su libro?

R.- Que nuestra historia de los últimos setenta años no se debe olvidar. Que las enfermedades tienen una relación estrecha con cada época. Los relatos clínicos les van a rememorar episodios parecidos con algún familiar o amigo. Que los médicos nos enriquecemos con las enseñanzas de nuestros pacientes. Que la medicina de familia es una profesión apasionante y es bueno que se acerquen más a su conocimiento.