Pueden convencerte sin remedio
Es muy triste sentir que parte de lo que conocimos, de lo que supuso un contexto de vida, el decorado de nuestros recuerdos, desaparece para siempre.
Aun partiendo del hecho cierto de que todo nuestro paisaje está humanizado hace milenios, todas las sociedades deberían de tejer ciertas líneas rojas que evitasen que el progreso mal entendido lleve a cabo transformaciones demasiado serias para no tenerlas en cuenta, o al menos para que no fuese un serial donde hacer lo que se quiera sin tener en cuenta a nadie. A ese concepto de lo humanizado se agarran determinados elementos urbanitas que justifican el cambio poniéndose el paisaje por montera, y lo demás no importa. Y ahí viene la cojera extrema de este argumento, el paisaje es y se siente como importante dependiendo del número de personas que lo asuman como propio. A pesar de todo, el mundo se mueve y no va a contar con nosotros para el próximo juego, ya que la lucha es tan desigual que es difícil no confraternizar con todos los quijotes que dedican su tiempo a repasar informes, boletines oficiales y legislación. Esos quijotes que luchan contra medios gigantes, que pueden ofrecer propaganda pagada en forma de noticia, influyen en una sociedad apática, que ahora compra lo verde como quien se reforma el baño. Las altas esferas de lo público y lo privado se manejan en los juzgados como pez en el agua, en los órganos de decisión como emperador y sumo pontífice romano, dando igual cuándo leas esto, o quién esté en el Gobierno del Ministerio del nombre largo. Cualquiera debería de entender que nos oponemos al modelo y no a la idea, pero va a dar igual porque van a mezclarlo todo utilizando las falacias habituales. Ellos pueden, pese a todo, convencerte sin remedio.