La cumbre del clima
“Una cumbre climática internacional a la que no asisten ni China, ni Rusia ni EE.UU es una fantochada que nos podríamos haber ahorrado”. Vale. Pero las emisiones de CO2 (etc.) son una realidad tan palpable que ─a menos que seamos unos ignorantes incurables─ no deberíamos darle la espalda a estas complejas materias que a todos nos implican. Lo del grado de compromiso, es otra cuestión.
La clave está en los acuerdos de París (2015), donde se establecía una agenda del clima con objetivos marcados para la Cumbre de Chile (celebrada en Madrid): tal como alcanzar el acuerdo de rebajar a menos de 2 grados el calentamiento del planeta. Al acabar esta cumbre sin lograr ese acuerdo, de ahí su tan cacareado fracaso. Problemas de expectativas.
Estando de acuerdo con la graves consecuencias del efecto invernadero, entiendo que exigir resultados concretos no es lo más inteligente. En 1995 comenzaba el debate a escala mundial (países desarrollados & países en desarrollo), donde profundizar en las claves de los efectos del calentamiento de la Tierra. Sin que ello tenga que conllevar necesariamente éxitos a la vista de todo el mundo. Si esos avances no se han conseguido concretar en Madrid, para eso está la próxima Cumbre de Glasgow (Escocia) del próximo año. Y si no en ella, en otra, y en otra...
Y es que el ‘negacionismo’ nunca descansa. Legión, son las que esperan para dar el cambalache. Sobremanera, cuando las cabeceras de los diarios titulan a la finalización del evento: Fracaso de la Cumbre del Clima de Madrid. Desanimar al personal, no es lo más recomendable.
Y menos, a quien por la ausencia de la cumbre madrileña de Jinping, Putin o Trump, todo le resulta una “fantochada”.