Crecimiento urbano

Durante el siglo XIX en el conjunto del casco urbano histórico de Vélez-Málaga se van a producir notabilísimos cambios que van a modificar, en gran medida, el paisaje urbano de la ciudad. Se va a proceder a un imparable rellenado de callejas y huertos internos, así como, en algunos casos, a la subida de plantas en las casas.

Dos construcciones especialmente significativas se llevan a cabo a comienzos del siglo. En 1803 se levanta el Teatro de la Comedia, muy cerca de la zona de las Carmelitas, en la calle Luis de Rute, y, en 1805, el cementerio de la ciudad, junto a la ermita de Nuestra Señora de la Cabeza, donde aún en el presente existe.

Por lo que respecta a los paseos, o zonas de recreo urbano, en 1820 se crea el Paseo Viejo, para dar una entrada importante a la ciudad, y, en 1845, ocupando el hueco de un arroyo que se cubre, el Paseo Nuevo. En 1863 se construye la explanada y arbolado del Cerro de los Remedios.

Las desamortizaciones del Carmelo, Clarisas y Capuchinos, así como la venta de terrenos que el Ayuntamiento poseía dentro del casco, van a incorporar variado y abundante suelo urbano edificable. 
Mediando el siglo, con parte del antiguo convento de San Francisco, se hizo, en 1850, siendo alcalde don Juan Marín, un elegante mercado copiado de un diseño que trajo de Francia don Juan Nepomuceno Enríquez.

En 1848, don Pascual Madoz, en su famosísimo Diccionario..., describe a Vélez-Málaga de la siguiente manera:

“...Tiene la ciudad 2.729 casas, generalmente de tres pisos y de una regular distribución interior, y como otras 1500 esparcidas por el término; cinco plazas, la de la Constitución, la de la India, la de la Esperanza, la de las Carmelitas y la de San Juan de Dios, con otras tres pequeñas, San Francisco, El Carmen y la Pescadería...”.

“...Las calles son en lo general cómodas y anchas, si bien la mayor parte irregulares y en declive por razón de la colina sobre que están formadas: su empedrado tampoco es muy bueno, pero en su defecto son limpias y aseadas, lo que se debe al esmero que con ellas tienen los vecinos….”.

Casi por las mismas fechas, en 1849, se dictan por parte del Ayuntamiento una serie de medidas de limpieza y arreglo de las calles con motivo de la visita que harán a la ciudad la infanta Luisa Fernanda y el Duque de Montpensier. En dichas medidas se establecen el blanqueo y empedrado de las calles principales; la limpieza y pintura de los faroles de alumbrado público; el aseo y adorno de las casas consistoriales; así como la compostura posible de los caminos de Málaga y Torre del Mar...

Las calles que al respecto citan las actas municipales son: calle de entrada del Camino de Málaga, plazuela de las Carmelitas, Posadas de Cruz, calle comedias, carrera y calle de San Francisco, plaza de la Constitución, calle Carreras, Alamos y Carmen, calle Alhóndiga, calle de las Monjas, calle Mendrugo, calle Mesones, calles Mercaderes, Pescadería, Gigante y El Royo, subidas del Cerro y Santa María, calle Coronada y plaza de San Juan de Dios, calle Cristo y Barrio de Capuchinos, camino y castillo de la Fortaleza.

En 1853 se reparan la Carrera de San Francisco, la calle de Cristo, calle del Royo y la del Huerto de Carrión. 
Veinte años después,  en 1872,  se efectúan otras importantes obras, en este caso de empedrado, de las calles Alhóndiga, Coronada, Enmedio, Monjas, Mendrugo, Carmen, Carrera y calle San Francisco.

Vélez-Málaga, poco a poco, se va convirtiendo en una ciudad, que, cada vez se parece más a la que conocemos hoy.