La Madre Petra

El recientemente inaugurado MVVEL -Museo de la Ciudad- está ubicado en uno de los edificios históricos más antiguos de nuestra Vélez-Málaga. Medio milenio de historia se esconden entre sus muros. Y es que, mandado construir por los Reyes Católicos, fue Hospital Real de San Marcos, Hospital de San Juan de Dios, convento de la Orden de las Mercedarias de la Caridad, residencia municipal de ancianos, etc.

Lo que resulta poco conocido es que, entre sus muros, en el siglo XIX, se fundó una nueva congregación de religiosas llamada ‘Madres de Desamparados’. La fundadora, Ana Josefa Pérez Florido (nacida en 1845 en el Valle de Abdalajís), llegó a Vélez-Málaga en la primavera de 1879 acompañada de cuatro hermanas de la Orden de las Mercedarias que venían a hacerse cargo del cuidado del Hospital de San Juan de Dios. Al poco, Ana Josefa se da cuenta de que su vocación no se realizaba plenamente en la orden a la que pertenecía y solicita al obispo de Málaga, don Manuel Gómez Salazar, el fundar, en la Navidad de 1880, una nueva congregación, que el prelado llama Madres de los Desam­parados bajo la protección de San José.

La iglesia de San Juan Bautista se vistió de gala el 2 de febrero de 1881 para que profesaran en su altar mayor las religiosas de la nueva orden ha­ciendo sus votos de pobreza, obe­diencia y castidad, decididas a en­tregarse a los más necesitados con alegría, sencillez y humildad. Ana Josefa, al profesar, asume el nombre de ‘Madre Petra de San José’.

La fecundidad de su apostolado derivó en la creación de casas de la orden en Málaga, Ronda, Gibraltar, Andújar, Barcelona, Martos, Manresa, Valencia…

El 23 de marzo de 1891 la Madre Petra viajó a Roma, acompañada de Madre Natividad y del padre Ignacio Verdós, con el propósito de presentar al Papa las reglas de la congregación y obtener su aprobación laudatoria. Madre Petra llevaba cartas comendaticias de los obispos de las diferentes diócesis donde había casas de la congregación. Fue recibida en audiencia pública por el papa León XIII la víspera del Corpus. Al día siguiente oyó misa en el oratorio privado del Sumo Pontífice y recibió la comunión de sus manos.

A la espera del decreto papal, madre Petra visitó al cardenal Rampolla, secretario de Estado de León XIII, para comunicarle que quería solicitarle como protector del instituto. El 17 de julio de 1891, algo más de tres meses desde su visita al Papa, obtuvo el decretum laudis a favor de la congregación. Madre Petra murió llena de paz en el santuario de San José de la Montaña en Barcelona. Pablo VI la declaró “venerable” y Juan Pablo II la beatificó. En la actualidad, se espera su canonización.

Hace unos años recibí una visita de unas religiosas de la orden que habían venido a Vélez-Málaga a conocer el lugar de origen de las Madres de Desamparados y me trajeron de obsequio un ejemplar del libro Sobre la Piedra, publicado en 1970 en Valencia, de las autoras Mª Virginia Llácer de San José y Bladina Martín de San José. Venían con la esperanza de que yo les pudiera aportar alguna información que no tuviesen. La sorpresa me la dieron ellas a mí, que no tenía información alguna al respecto, y fueron ellas las que me aportaron la información que hoy trasladamos.