Terremoto en el siglo IV

A mediados del siglo IV de nuestra era hubo un gran terremoto en gran parte de Europa que afectó grandemente a la Axarquía, y que, según una leyenda, fue causa del origen de Vélez-Málaga.

 Entre las variadas fuentes que nos hablan del mencionado seísmo nos vamos a referir a la cita que de él hace el ilustre don Federico Guillén Robles en su extraordinaria obra Historia de Málaga y su provincia, de 720 páginas y prólogo de don Manuel Rodríguez de Berlanga, que viera, por primera vez, la luz en 1874, en la malagueña Imprenta de Rubio y Cano. En su página 67 nos dice textualmente: “...El día 31 de julio de 365, poco después de salir el sol, un sacudimiento terrible, precedido de amedrantadores truenos, que se su­cedían sin interrupción, conmovió gran parte del territorio de Europa y con especialidad las costas del Mediterráneo; los habitantes de éstas vieron las aguas del mar retirarse hacia dentro, dejando al descubierto las llanuras y hondonadas que llenaban antes; momentos después las olas se precipitaron con furia hacia la tierra, inundándola y nivelando con el suelo los edificios que destrozaban: al abrir en el siglo pasado los cimientos del convento de San Agustín, se hallaron casas arruinadas, pavimentos destrozados y otros restos que parecían indicar una catástrofe sufrida por Málaga, que pudo ser muy bien la anteriormente relatada...”.

El popular escritor malagueño don Diego Vázquez Otero, en su conocida obra, en varios volúmenes, Tradiciones Malagueñas, incluye un capítulo titulado la Leyenda de Almayate, en el que afirma que el Vélez-Málaga primitivo se hallaba en lo que hoy es Almayate y que, debido al terrible terremoto del año 365, se desplazó al interior. En el tomo III de esta obra, publicada en Málaga en el año 1953, nos cuenta lo siguiente a partir de su página 49: “... ¿Quién no conoce en Málaga por relatos verbales y hasta por referencias de prensa la leyenda que se dice en Almayate...? Como la leyenda y sus variantes hablan de la desaparición del pueblo, buscamos afanoso el lugar de su emplazamiento... Después de vagar buen rato por  allí, llegamos a un sitio en el que cal­culamos debió asentarse, si no el poblado primitivo, el que le sucedió. Nos encontramos bajo unos taludes de roca arenisca, que muestran concavidades abiertas por el continuo batir de las olas. Claramente se percibe que el mar llegaba a este acantilado y que ha retrocedido más de un kilómetro. El terreno donde vive esta espléndida vegetación ha emergido pues de las aguas. Hoy forma parte de la vega del río Vélez. Del que parten innúmeras acequias que la fecundan. 

En torno al gran movimiento sísmico que sepultó en el mar a muchas ciudades del litoral malagueño, avanzando en unas partes y retrocediendo en otras, cuando corría el año 365, gira una de las dos legendarias versiones. Este terremoto, descrito por antiguos historiadores, tales como Anniano, Marcelino, y Orosio, es a nuestro modo de ver, el origen...”.

Es difícil de conocer con exactitud cómo fue aquel terremoto del siglo IV, ni tan siquiera se puede, al menos nosotros no podemos, asegurar su existencia, su intensidad, los efectos concretos que tuvo... Pero es altamente probable que se diera y que, efectivamente, como dicen las crónicas, afectara a las costas mediterráneas, y, más concretamente, a las del este malagueño, donde un gran maremoto, prosiguiente del gran seísmo, arrasaría los poblamientos que existieran en la costa. Y ello, lógicamente, independientemente de que Almayate (‘Almayat’ = las aguas) existiera o no, fuese destruido, o no, y se trasladara, o no, al interior para dar lugar al núcleo del municipio que hoy llamamos Vélez-Málaga.

No cabe duda de que son demasiadas impresiciones en un mismo asunto, aunque éste sea resbaladizo y se adentre en la oscuridad de los parámetros legendarios. Pero... de gran interés. ¿O no?