Parranda

Miles de veleños y visitantes que han venido a disfrutar y sentir las emociones y sentimientos de nuestra Semana Santa, han tenido la oportunidad de contemplar en esos días de conmemoración de la pasión de Cristo como otra procesión (que va por dentro de muchos habitantes de nuestra ciudad desde hace ya demasiado tiempo) se ha manifestado también en las calles de nuestro centro histórico al paso de los distintos tronos de las cofradías veleñas.

Y lo ha hecho a raíz de una iniciativa que ha partido de la Asociación de Vecinos de San Francisco y San Juan, que lleva varios años siendo muy reivindicativa con las administraciones públicas. Esta asociación defiende que “tras escuchar durante años promesas incumplidas por parte del equipo de gobierno municipal, nos sentimos cada día más desamparados, siendo evidente que el centro de Vélez-Málaga necesita un cambio profundo que traiga consigo, entre otras cosas, la rehabilitación del antiguo teatro Lope de Vega, la reapertura del fallido mercado “gourmet”, la agilización de los trámites urbanísticos para la rehabilitación de viviendas, el fomento de la seguridad, la puesta en marcha de negocios y la modificación del Plan Especial de Protección y Reforma Interior (PEPRI)”. Como no han conseguido resultado alguno, han decidido protestar y reclamar el abandono endémico que sufre el centro histórico con la instalación de banderas negras en los balcones con el lema “Vélez se muere”.

A pesar que desde la propia asociación vecinal se pidió a los residentes que estaban secundando la protesta que retiraran las banderas en los días de procesiones, muchos decidieron mantenerlas porque consideraban que era un buen momento para denunciar una situación que se viene produciendo desde hace años y que ha supuesto un inquietante abandono de nuestro centro histórico, que se ha convertido en un centro vacío y degradado que, paradójicamente, es el lugar donde residen los valores que hemos ido construyendo como sociedad, nuestras señas de identidad. 

Este asunto ya ha sido motivo de disputa entre los miembros del equipo de gobierno y los partidos de la oposición, que apuntan a la creación de una concejalía del Centro Histórico, como paso necesario para solucionar los problemas recurrentes del mismo. No sé si eso será necesario porque, al igual que con otros aspectos urbanísticos, dentro del Área de Urbanismo, In­fraestructuras y Servicios Ope­rativos, podría crearse un departamento específico dedicado exclusivamente al tema que nos ocupa, optimizando los recursos materiales y humanos con los que se cuenta para que se dé seguridad jurídica, económica y técnica.
En cualquier caso, no parecen suficientes las excusas esgrimidas por el actual concejal de urbanismo, y a la sazón alcalde de Vélez-Málaga, en el sentido de que la situación del centro histórico es compleja, por existir numerosas viviendas cerradas, “que tienen propietarios” (sic) y que ya se está trabajando para modificar el Plan Especial de Protección y Reforma Interior (Pepri) del conjunto histórico de Vélez-Málaga. Muchos propietarios, empresarios y posibles inversores mantienen que desde la corporación municipal son demasiado precavidos, puntillosos y observantes de las normas, unas normas que restringen en exceso y que, como algunos comentan, a la hora de gestionar todo lo relativo al centro histórico parece que “se la pillan con papel de fumar”.

Estas zonas del casco antiguo no son solo espacios físicos, sino un distintivo de nuestra ciudad que reúne valores especiales de convivencia y desarrollo, no solo para los que viven allí, sino para el conjunto de la ciudadanía de nuestro municipio y de todos aquellos que nos visitan. Por ello, señoras y señores munícipes, toca ponerse las pilas, llegar a acuerdos de ciudad y entrar de lleno en la solución de un problema que está socavando su credibilidad y supone, además, una huida de nuestra historia, de nuestra identidad. Recuperar la ciudad construida es un derecho de los ciudadanos, en especial el Derecho a la vivienda, con las dotaciones de servicios, espacios y equipamientos necesarios, conectados con la red de transporte público para detener el proceso degenerativo que concurre en nuestro centro histórico que sigue adoleciendo de una revitalización urbana, económica, social y cultural.

De nuevo, tras el espejismo vivido durante la Semana Santa con las calles llenas de vida, el centro histórico vuelve a languidecer. El pasado Domingo de Resurrección se pudo celebrar la Pascua de Resurrección, pero la otra procesión interna que llevamos muchos veleños y veleñas por dentro seguirá atribulándonos no se sabe hasta cuándo. Parece que, parafraseando una famosa canción latina, no es que Vélez-Málaga se haya muerto, “es que se ha ido de parranda”.