Deseos de la Navidad

Columna de José Marcelo

Cuando llega diciembre nuestro pensamiento está en ese año que termina, en las fiestas de Navidad que queremos celebrar con la familia y los amigos, en los recuerdos de ese tiempo pasado, en esos seres queridos que ya no están presentes en la mesa. Y este estado anímico hace que las fiestas de Navidad sean especiales: una mezcolanza de melancolía y de alegría, con propósitos nuevos puestos en ese futuro cercano, en ese nuevo año que se espera.

En la pasada Navidad, ante la presencia activa de la pandemia, escribí: “Creíamos que el lujo era lo caro, lo exclusivo, lo inalcanzable… Ahora, nos damos cuenta de que lujo es lo que no valoramos, como es estar sanos y no pisar el hospital, como es salir a la calle y respirar sin mascarilla, reunirse con la familia y las amistades, como son los abrazos y los besos, y el privilegio de estar vivos. Todo lo dicho es un lujo y no lo sabíamos.”

Ha pasado un año y el temor al covid-19 no ha desaparecido, debido a las variantes con que se presenta: Delta, Ómicron... cuya presencia en esta Navidad de 2021 nos intranquiliza ante la sexta ola de contagios. Ese miedo impide celebrar la fiesta de Navidad como se merece; y nos hace padecer los problemas sociales, económicos y psicológicos derivados del covid-19. Esta situación nos hace plantear el reto de aprender a convivir con su presencia, tomando acciones para superarlo. 

Pero, ante la cruda realidad que vivimos, la pandemia exige, además de aprender a convivir con su presencia, concebirla como un problema global. Por lo tanto, implica el compromiso internacional de políticas solidarias, para alcanzar también un nivel alto de vacunación en los países subdesarrollados para evitar la proliferación de nuevas variantes, y así poder lograr su dominación y extinción. Con ese objetivo se hizo una petición con fecha del 2 de octubre de 2020, desde India y Sudáfrica a la

Organización Mundial del Consumo, solicitando medidas de liberación de las patentes de las vacunas del covid-19. A ellos se sumaron cien países. Petición que no se ha consumado. Lamentablemente esta es la causa que imposibilita la erradicación del virus. 

Ante circunstancias tan lamentables, la actitud es tomar conciencia y denunciarlas. Porque en este escenario de la vida nadie es espectador, porque el público está obligado a actuar. Lo triste es mirar hacia otro lado o dejarse llevar por la corriente.

Decimos que la esperanza es lo último que se pierde; así debe ser. Pero la esperanza en la humanidad, como he expresado en otras ocasiones, implica responsabilidad y poner la mirada en los valores de fraternidad y solidaridad, para que tenga la cohesión necesaria ante las adversidades y actúe sobre esa parte negativa del ser humano: el egoísmo, los miedos, los prejuicios...

Y recuperar esa mirada inocente de niño, que escribe a los Reyes Magos. Queridos Reyes Magos:

Quiero que la mesa que compartamos sea entrañable y ver sonreír a mi papá y a mi mamá. Que mis padres tengan un trabajo digno. Que ellos sepan educarme en los valores y me preparen para la vida. Quiero que mis abuelos estén presentes en mi vida, para aprender de su sabiduría. Quiero un planeta sano y solidario. Os lo pido porque creo en vuestra magia.