Olivia es una niña de una gran melena rizada y pelirroja. Le gusta jugar en la bañera, tener sus patitos, delfines y muñecos nadadores, pero no lavarse la cabeza. Eso no.

El día anterior, su madre le perdonó el lavado capilar, pero hoy no. Imposible dejar ese pelo sin desenredar. Nues­tra protagonista quisiera que el baño fuese cada mes, pero la madre se empeña en que sea diario. Este hecho es un sufrimiento para ella. Así que otra vez toca baño, te­ner cuidado con que no en­tre jabón en los ojos y sufrir los tirones de pelo hasta que esa melena quede pegada a la ca­beza y el mal rato haya pa­sado.

Para conseguir lavarle la cabeza sin muchos problemas, la mama le cuenta una historia acerca de su pelo y lo que le pasó cuando decidió no peinárselo durante muchos días. La niña no quiere pasar por lo mismo que su madre, así que se deja lavar sin protestar. Esa noche sueña con tener una melena larga que no le dé estos problemas.

Pero lo mejor de todo es cuando su madre entra en el sueño y la niña se despierta algo inquieta, menos mal que su mamá está allí, como siempre, dispuesta a lo que sea para que los sueños de su hija sean placenteros.
Pequeño cuento muy bonito, cargado de ternura y amor maternal en el que se verán reflejadas más de una niña de melena rizada a la hora del baño. 

Si bueno es el texto de Elvira Lindo, magníficas son las ilustraciones de Emilio Urberuga, que con su estilo propio y su mirada infantil nos muestra una madre y una hija, en un entorno familiar, llenas de vida y amor.

Mas de la mitad de cada página la ocupa una lámina y bajo ella unas pocas líneas de palabras con letras ligadas o caligráficas que hacen más fácil la lectura a los neolectores.