Si cada mañana en las redes
nos sorprende lo que vemos
de amores y desamores,
de mentiras y de sueños,
de mensajes que confunden
interés con sentimientos,
si salen por la ventana
el humo de nuestros fuegos,
cuando lo que pasa en casa
debiera quedarse dentro,
y damos a compartir 
sin ver el daño que hacemos…

Será, que no somos tan felices,
ni tan guapos, ni tan buenos,
y no va a cambiar la suerte
gritando a los cuatro vientos
los errores del pasado
y los amores quinceañeros.

“Dime de lo que presumes
y te diré lo que te falta”
“El perro que menos muerde
es el perro que más ladra”
Esos mensajes al aire
pueden hacer mucho daño:
“La avaricia y la pobreza
van cogidas de la mano”

Por eso…

Lo mejor es no publicar
tantas noticias en Facebook,
la familia y los amigos 
no están pendientes de eso.
Acuden a tu llamada,
no necesitan leerlos,
conocen tus soledades, 
tus logros y tus desvelos,
estarán cuando hacen falta
aunque llores en silencio.