Alma de blues

Si te sientes sola y no estás bien, no te preocupes, es la hora del blues... Lo dice, cantando en el papel, Jesús Aranda, en su libro Pa­la­bras Hechas, una re­co­pilación de canciones y poemas que sale al aire al amparo de la hermosa colección Poemarios, de Libros de la Axarquía

Editado por Francisco Montoro, entrañable amigo y admirado historiador, que ama todo lo que huele a literatura y dedica mucho de su tiempo a la noble tarea de dar alas a los que escriben, para que su pensamiento pueda volar libre y llegar a todos en forma de libro. Hermosa manera de ocupar el tiempo.

Sobre el negro absoluto de su brillante portada, el autor, que cierra los ojos ensimismado,  se abraza a su guitarra mientras su alma se asoma sigilosa entre coloristas  acordes de blues. Esa guitarra atesora muchos momentos mágicos, sabe llorar o reír y canta a la vida con pasión, con esperanza, con melancolía... Es una guitarra viva, que se alegra, se enamora o se entristece. Una guitarra con alma. Con alma de blues. El blues es sanador, el blues es para ti. No te preocupes, es la hora del blues. Esa música  es un estado de ánimo,  un altavoz perfecto para airear sentimientos; a través del rasgueo de una guitarra se puede expresar cualquier emoción. Lo sabe bien el autor de Palabras Hechas, profesor, músico y compositor, que recorre, al son de la música, ese camino abierto al que canta Walt Whitman: A pie y alegre salgo al camino abierto, con salud y libertad y el mundo por delante, y una larga senda parda ante mí, que me conducirá a donde quiera. En su libro, hecho de canciones y versos, Aranda va recorriendo distintos caminos, y el sentimiento aflora, a veces cantando al amor, a veces a la soledad,  a veces su ánimo va y viene como las mareas cuando se inspira mirando al mar. Desde mi atalaya, alerta, observo la vida pasar, como pasan las olas por la orilla del mar. Escribir un verso es, de alguna manera, hacer música con las palabras. Palabras hechas con amor, con sentimiento, con esperanza; palabras con halos de tristeza cuando se duelen por el desencanto... Palabras lle­nas de música, palabras con alma de blues. Solo tengo mi canción, la rosa, la lluvia y el polvo de caminos solitarios. Si quieres co­nocerme, solo tienes que escucharla.

Los que amamos la música, que la sentimos y respiramos su aire, admiramos a los que son capaces de crearla, componiendo, tocando, cantando canciones. El músico crea y su música nos transmite su sentir a los que nos embelesamos con ella. De igual manera amamos lo que escriben los poetas, que vierten en sus versos su pensamiento íntimo, la filosofía que les alienta, les inspira y les empuja a escribir. Canciones y versos, música y  poesía caminan juntos recorriendo en armonía las páginas de este libro que se acompaña de un exclusivo CD con temas del autor, y que verá la luz antes de que salga este artículo. Con punteos certeros, con acordes lentos, suave, melodiosa o estridente, la música suena en el papel entre dibujos y fotografías que invitan a pensar o a cantar. Jesús Aranda ha dejado en este libro buena parte de su relación de amor con la música. Ha escrito versos, ha cantado canciones, ha tocado la guitarra cerrando los ojos... y ha dejado en el aire jirones de su alma de blues. Tú, aire que me brindas el aliento con que hablo, decía Walt Whitman.

El sentir de un músico enamorado se nos hace canción mientras leemos Palabras Hechas. La música suena, los versos bailan y el lector se dejará llevar tarareando momentos. Este libro, que se puede leer cantando, enriquecerá sin duda el rincón axárquico de nuestras librerías, un rincón de cultura veleña, con 48 magníficos libros de interesante contenido y hermosa presencia, que sigue creciendo gracias a esos valientes que se lanzan a escribir y a los entusiastas editores que se arriesgan a publicar.

Palabras Hechas vuela ya, con alas de melodía, por los cielos azules de la Axarquía.