domingo, 08 de septiembre de 2024 00:00h.

Mis ‘soft skills’

A mis 58 años van siendo muchos los síntomas que, discretamente, me avisan de que no soy una chiquilla, ni siquiera una joven. No, ya incluso he pasado de ser una mujer madura… Ya soy una mayor.

Pero, de todas esas señales puñeteras que me recuerdan que voy envejeciendo y quedándome fuera de onda, una de las peores, es mi alergia a esa infinidad de términos ingleses que nos invaden y que van, cual yedra en fachada de piedra asturiana, cubriendo mi diccionario, arrancándole, una a una y poco a poco, cada vez más palabras.

Esto es especialmente invasivo en el ámbito profesional. Les pongo un ejemplo con este resumen de cómo me ha ido el día de hoy en la oficina:

Hoy fue un día duro, a primera hora, una call en la que esperé el feedback de mi partner inhouse. Luego, un team, la weekly en la que abordamos el road map del proyecto, la parte front y la parte back del naming que estamos preparando para la próxima demo retroplanning.

Uno de los ítems: el DAFO, otro: el kick off en plazo y el deadline para agendar fechas. Estoy esperando el brainstorming con mi team, porque esto no puede ser un 24/7 y hay que definir el dress code del próximo evento.

Solo añadir que mi coach sistémico, me recomienda que haga un cambio de mindset, y en especial de mi mind digital.

Además de recordarme a cada momento, que mientras más expresiones en inglés manejes, pues mejor para tu personal branding, tu éxito profesional y tu career. Da igual que no sepas que significan, ¿acaso crees que los demás lo saben? 

Yo aquí ando… agradecida a mis softs kills, porque si no es por esta paciencia que Dios me ha “dao” mando to hell a mis compañeros de oficina, tan digitales, tan anglófonos y tan jóvenes.

Es lo que tienen los extranjerismos, ¡que visten mucho…! Y quieras o no, este es el lenguaje actual, hay que adaptarse sí o sí, ¡para no estar out!

Y por eso, porque postureamos en todos los ámbitos de la vida, tomamos palabras y expresiones del diccionario inglés, como si nuestra lengua necesitara de nuevos vocablos, como si el castellano no fuera riquísimo y universal.

Y hablamos del skin care, o cuidado facial, del slow life, o la vida tranquila, de las unstoppables, esas perlas perfumadas para lavadoras y del fast food, para la comida rápida, comiendo burguers en vez de hamburguesas y muffins en lugar de magdalenas.

No congeniamos con alguien, porque no hay feeling y preferimos ser singles antes que solteros.

En fin, mires donde mires ahí están, son los anglicismos invasores, si me permiten la expresión. Yo me sumo a las reivindicaciones del uso y defensa del castellano, porque, aunque hay que tener una open mind en la vida para seguir creciendo, me gustaría que esta tendencia sumara, que no reste, que no empobrezca mi lengua, porque además soy de las que piensan que, of course, a más edad… menos tonterías. 

Pero cuanto nonsense... perdón, digo: ¡Cuán­to disparate!