Los 4 Fantásticos serán 3
Los 4 Fantásticos de Jonathan Hickman arrancaron con un prólogo, en forma de miniserie, que partía de la llegada al poder de Norman Osborn, un terrible periodo que se dio en llamar ‘Reinado Oscuro’. Como cada vez que se da una situación excepcional en el Universo Marvel, el trance tenía fecha de caducidad, de tal manera que, una vez que Osborn cayó ante sus propias contradicciones y ante la oposición de los superhéroes, se abrió una nueva época, que, en oposición a la anterior, se denomino como ‘La Edad Heroica’. Hickman, como el resto de sus colegas, se hizo eco de tal circunstancia en el curso de sus tramas, pero la realidad de las mismas no iba precisamente en una dirección luminosa, sino todo lo contrario. Se acercaba una cuenta atrás, que, al cabo de unos pocos números, conducía a la trágica muerte de uno de los miembros de la Primera Familia. Pero, ¿cuál de ellos?.
El oficio de contador de historias lleva implícito también el título de mentiroso. El guionista de Los 4 Fantásticos era consciente de la tradición sobre la que se asentaba, la de un grupo de aventureros que mira hacia el futuro y ha depositado todas sus esperanzas en una ciencia capaz de conducir a la humanidad hasta un destino glorioso. Reed Richards, renunciando a la compañía de las versiones equivalentes de otras tierras para así no perder su humanidad y, por lo tanto, el amor de los suyos; la inesperada visita de un Franklin adulto, que ha crecido para transformarse en la mejor versión de sí mismo; los viajes a cuatro grandes ciudades para estrechar lazos entre sus habitantes y evitar un conflicto de proporciones descomunales; la llegada al Edificio Baxter de un puñado de niños prodigio de las más diversas e inesperadas procedencias... Decía la verdad Hickman cuando afirmaba que, desde el momento en que se había puesto tras el procesador de textos para narrar las andanzas de la Primera Familia, estaba invadido por el espíritu optimista de quien quiere derribar la última frontera. Pero decía una mentira, una gran mentira, cuando afirmaba, en el contexto de la recién nacida ‘Edad Heroica’, que ese tono se iba a mantener. Disfrazó su engaño de manifiesto, en el momento en que Reed fundaba una nueva sociedad, la Fundación Futuro, que enviaba el mensaje de que los viejos esquemas han dejado de ser válidos y que hay que construir un nuevo paradigma que descanse en las manos de las nuevas generaciones. En realidad, la Fundación Futuro no era sino necesaria para el desarrollo de la serie. Lo que nadie esperaba es que ese desarrollo estuviera teñido de negro.
Repetía el autor, con alegre elocuencia, que tenía todo calculado para la llegada del Fantastic Four #600 USA, cuando todavía faltaba más de un año para que tal cosa ocurriera. Quienes habían leído sus obras anteriores en Marvel, particularmente Guerreros Secretos, sabían que Hickman no daba puntada sin hilo. Entonces, un buen día, en Marvel anunciaron que el Fantastic Four #586 USA sería el último. Así de importante iba a ser la muerte que tuviera lugar: capaz de destrozar por completo a Los Imaginautas y de impedir que, quizás, no llegara a haber nunca un Fantastic Four #600 USA.
Pero la muerte no era el final, claro, sino el principio de la siguiente fase.