Opinión
Desde que me recuerdo como persona, fue ‘mi utopía’ el derecho de todo humano a vivir con dignidad. De ahí, tal vez, aquellas tempranas simpatías por las ideologías revolucionarias que nos ‘vendían’ a los jóvenes el fin de la explotación del hombre por el hombre. Más tarde, muchos caímos en la cuenta de que sí, que ‘el plato de lentejas’ estaba garantizado (la educación, la sanidad...), pero, ¡oh desengaño!, a costa de perder el tesoro de la libertad bajo la cruel e inmisericorde ‘dictadura del proletariado’ (Stalin, Mao, Pol Pot, Castro, Kim Jong-un). Del fascismo y la teocracia islámica, mejor ni hablar.